2024: La guerra de las encuestas
En los últimos días, hemos sido testigos del aumento en la aplicación de encuestas enfocadas en la selección de precandidatos. Con el reciente cierre del último registro de Jorge Álvarez Máynez por Movimiento Ciudadano, se completa finalmente la lista de aspirantes a la presidencia de la república.
Esta etapa, enfocada únicamente en la selección de precandidatos, marca tan solo el comienzo de lo que promete ser la guerra de encuestas más grande de la historia de México. Así que respiren profundamente y relájense, porque esto es solo el principio de lo que será una avalancha de mediciones que inundará nuestras vidas en los próximos seis meses.
Dentro de la tormenta perfecta para las casas encuestadores de todos los tamaños, se contará con gran número de clientes que se disputarán las 128 senadurías, 500 diputaciones federales, y cerca de 19 mil cargos repartidos entre 9 gubernaturas, congresos locales y ayuntamientos en juego. Si a eso le sumamos todos los aspirantes de cada partido que buscarán encabezar cada puesto de elección popular, más la competencia de los finalistas de cada partido, imagínense el número de encuestas que nos espera: una verdadera batalla de percepciones y estrategias donde cada partido buscará definir quién será el ganador.
Como decía William Thomson Kelvin, "lo que no se puede medir no se puede mejorar". Es ahí donde las encuestas son muy útiles , porque sirven para recolectar datos de lo que piensan y hacen los votantes, dando como resultado una perspectiva de las tendencias electorales y esos datos los equipos de campaña los utilizan para elaborar estrategias, segmentar al electorado y evaluar la recepción de los mensajes, acciones y políticas, pero sobre todo, para prever posibles resultados electorales. Sin embargo, hoy el uso de estas mediciones va más allá de ser solamente un insumo para calibrar la campaña constantemente.
En la era de la información digital, los sondeos de opinión han evolucionado de ser herramientas de medición a potentes instrumentos de promoción para generar la percepción de triunfo de los diferentes competidores, en esta cancha solamente hay un ganador: Mark Zuckerberg, el dueño de la red social más grande del mundo y hoy el séptimo hombre más rico del planeta, mostrando las mediciones al mayor número de personas, a través de publicidad pagada, donde no solo comparte datos, sino que modela realidades alternativas.
Una encuesta bien posicionada puede ser el primer golpe en una batalla de narrativas. No es solo una cuestión de números, sino de cómo esos números se utilizan para construir una historia. En un mundo donde, como dijo Joseph Goebbels, "una mentira dicha mil veces se convierte en realidad", un estudio de medición favorable puede elevar a un candidato a la categoría de líder indiscutible, mientras que puede plantear serias dudas sobre las posibilidades de su adversario.
Sin embargo, no podemos olvidar que las encuestas son, al final del día, una fotografía de un momento específico, son volubles, cambiantes, influenciables y no necesariamente el encuestado dice lo que realmente piensa. Los equipos de campaña más inteligentes las utilizan para afinar sus estrategias y operaciones en el territorio, respondiendo no solo a las percepciones sino también a las realidad con acciones específicas.
Las elecciones se ganan con votos en las urnas, no con las previsiones de los sondeos. Para asegurar resultados, se tiene que hacer la tarea, como bien decía Thomas Edison, "No hay sustituto para el trabajo duro. Nunca ha sido, ni será". Más allá de generar percepciones, finalmente las acciones concretas y la ejecución estratégica, también cuentan.
El poder de las encuestas reside tanto en su capacidad para revelar verdades como en su habilidad para construir percepciones. En última instancia, son tan confiables como el uso que se le da y el análisis que se hace de ella. La verdad depende del cristal con que se mira.
La batalla no se gana solo con números, sino también ganándose la mente y el corazón de los votantes, quienes actuarán de acuerdo a ello. Surge así una pregunta para la toma de decisiones, aplicable a todos los involucrados en las elecciones: candidatos, partidos, gobiernos y ciudadanos. ¿Nos dejaremos llevar por las corrientes de percepciones o buscaremos activamente la verdad detrás de los números?"
Por Eric Valdez Gómez
Consultor en Comunicación Política (Compol)
Experiencia en Campañas Políticas en México y Extranjero
Enfoque en Comunicación, Medios y Marketing Digital
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