25N: eliminar la violencia contra la mujer, misión y compromiso
Desde el año 2000, el 25 de noviembre conmemoramos el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres, proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas con el fin de sensibilizar a la comunidad mundial sobre el problema de la violencia contra la mujer. No obstante esta iniciativa y los múltiples esfuerzos que —con mayor vigor— se emprendieron a partir de las últimas décadas del siglo anterior, la violencia de género crece y hoy se cuentan por miles la mujeres, niñas y adolescentes víctimas de estos funestos hechos.
Los datos que aporta el Informe que elaboró la Oficina de Naciones Unidas para la Droga y el Delito (UNODC) y ONU Mujeres con motivo de esta conmemoración revela que, en promedio, más de 5 mujeres o niñas fueron asesinadas cada hora por su pareja o algún miembro de su familia en 2021, sumando 45 mil del universo total de 81 mil víctimas de este delito, lo que representa el 56%, frente al 11% de hombres víctimas de homicidio a manos de los mismos perpetradores.
El Informe también precisa que Asia es la región con una mayor incidencia en estos crímenes de odio que se dan en la esfera privada (17,800), seguida de África (17,200), las Américas (7,500), Europa (2,500) y Oceanía (300).
En México la realidad de mujeres, niñas y adolescentes no es muy distinta. Cifras oficiales, con corte a octubre de 2022, reportan un total de 791 feminicidios, lo que apunta que, al cierre de este año, la tendencia será la misma que en los últimos tres años (720 feminicidios en 2019; 721 en 2020, y 790 en 2021).
Por otra parte, datos del INEGI apuntan que, al analizar los casos en los que se conoce la relación de la víctima con las personas que presumiblemente cometieron el homicidio, se encontró que alrededor de 40% de los homicidios de mujeres fueron cometidos por sus parejas, mientras que la mayoría de los hombres víctimas de este delito (alrededor de 65%) no tenían relación con el perpetrador.
El feminicidio es la manifestación más extrema y cruel de la violencia de género y, lamentablemente, de las violaciones a sus derechos humanos más generalizadas.
Es mucho lo que se ha avanzado desde que tuvimos noticia de los primeros feminicidios en Ciudad Juárez hace casi tres décadas y hoy contamos con un marco jurídico robusto y se han instrumentado un universo muy nutrido de acciones para su prevención y combate.
El feminicidio está tipificado a nivel federal y en las leyes penales de todos los Estados de la República y son constantes las reformas que tienden a superar aquellas deficiencias que afloran en su aplicación a casos concretos. La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, diseñada y adicionada bajo los más altos estándares en materia de derechos humanos, nos ofrece un catálogo completo de las violencias identificadas de las que son víctimas, así como los ámbitos en los que suelen presentarse.
Desde la Suprema Corte de Justicia se han dictado criterios de suma relevancia que orientan la investigación de los feminicidios y, en general, sobre violencia por razón de género en contra de las mujeres niñas y adolescentes, que impregnan a todo el sistema de procuración e impartición de justicia en nuestro país.
En materia de políticas públicas y buenas prácticas, también existe un acervo importante.
¿Qué nos falta para abatir este lacerante crimen? Lo primero, combatir las causas: la desigualdad y discriminación de género, las relaciones de poder desiguales y las normas sociales y culturales que alimentan esa desigualdad. Y, de igual relevancia, abatir la impunidad, tanto la social como la del Estado.
Liberar a las mujeres, adolescentes y niñas del flagelo del miedo y de esa violencia que atenta contra su vida, libertad, integridad y pleno desarrollo, es la misión y el compromiso. (Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación)