‘Andrés Samuel’ o el (mal) estado del Estado
Macrocrisis de liderazgos. El microcosmos político de Nuevo León pone en evidencia una macrocrisis nacional de liderazgos. Contra su prolongada incubación advirtió en las últimas décadas de su vida José Luis Lamadrid, el ilustre jurista y parlamentario jalisciense, fallecido en 2003, e invocado una y otra vez en el tercer encuentro anual de la cátedra que lleva su nombre en la Universidad de Guadalajara. Hemos llegado ahora a una suerte de apogeo de la incompetencia y la ignorancia y la negación de las leyes por parte de los gobernantes. Así lo ilustra la farsa 'Andrés Samuel' que ha colmado la cartelera política del momento. Puesta en escena en la entidad norteña, este episodio de la macrocrisis de liderazgos alcanzó allí extremos de riesgo que a punto estuvieron de escapar del control del elenco. Por un lado, del presidente Andrés, en el papel estelar, moviendo los hilos de un muñeco regio, el gobernador Samuel, en su papel secundario de esquirol disfrazado de candidato presidencial contra la verdadera oposición, según unos, o como eventual pieza de recambio de la candidata oficial, según otros.
¿Campo de pruebas? No han faltado quienes vislumbren que la farsa neolonesa devino campo de pruebas para las elecciones de dentro de seis meses. ¿Habrá medido el Presidente los costos de una toma del Tribunal Electoral, como Trump el Capitolio, o como los secuaces de Samuel, el Congreso del Estado? Ya separado del cargo por la licencia de seis meses obtenida para irse de campaña, quiso evitar —sin lograrlo— que la Cámara de Diputados local nombrara al gobernador interino. Insistía en que tomara su lugar el incondicional que él había 'nombrado' para encubrir sus malos manejos, dicen unos, o para disponer en campaña de las arcas del estado, según otros. Cualquiera de estos dos móviles —o los dos— fueron frustrados por la Suprema Corte, que confirmó que el órgano legislativo estatal es el único constitucionalmente facultado para decidir el interinato, como lo hizo.
Habría que terminar de abatir al Poder Judicial, anotaría aquí Andrés, mientras Samuel resolvió que así siempre no se iba de presidenciable y mejor volvería a su puesto de gobernador. Sólo que ya había un gobernador interino nombrado por seis meses. Todos convinieron en allanarle el camino de regreso al gobernador con licencia, a través de la renuncia del gobernador interino. Para resolver la crisis de gobernabilidad, argumentaron: un triunfo de la continuidad, calcularían en Palacio, aplicable a una crisis de gobernabilidad provocada por el régimen si se estrechan los resultados electorales de junio próximo.
Remediar al Estado. Con ese trasfondo informativo se celebró el sábado el ejercicio de análisis de la Cátedra Lamadrid sobre lo que podría llamarse el (mal) estado del Estado mexicano, en el marco de la trigésima séptima Feria Internacional del Libro de Guadalajara. El título de la conferencia magistral, a cargo del investigador emérito de la UNAM, Diego Valadés, lo dice todo: "Propuestas constitucionales para remediar el Estado en México". 'Remediar': reparar, corregir, evitar que ocurra algo peligroso, describe el diccionario.
Inventario. En efecto, un severo deterioro de la institucionalidad y graves riesgos para la gobernabilidad quedaron grabados en el encuentro como inventario de los 5 años del régimen de López Obrador. Y la herencia incluye un dispositivo —la revocación de mandato, impuesta por el Presidente— para desestabilizar (hasta su eventual caída) al siguiente gobierno. Ello, aún si ese gobierno fuera el de su heredera, si osara corregir las costosas
aberraciones del sexenio o se dispusiera a detener el proceso de demolición de las instituciones democráticas penosa, gradualmente construidas a través de las reformas políticas (inconclusas) del ciclo 1977-2018.
@JoseCarreno