Columnas - Dra. Yirla Paola García López

´Artritis: el enemigo común que nadie explica y todos debemos entender´

  • Por: DRA. YIRLA PAOLA GARCÍA LÓPEZ
  • 28 NOVIEMBRE 2025
  • COMPARTIR
´Artritis: el enemigo común que nadie explica y todos debemos entender´

La artritis es una de las enfermedades más comunes y, paradójicamente, una de las menos comprendidas. En México, afecta a millones de personas, especialmente a partir de los 40 años, pero también puede presentarse en jóvenes e incluso en niños. En ciudades como Reynosa, donde el ritmo diario exige movilidad constante, padecer dolor articular puede significar una disminución importante en la calidad de vida. Por ello, conocer qué es la artritis, cómo se manifiesta y cuándo buscar atención médica puede marcar la diferencia entre vivir con limitaciones o recuperar la funcionalidad.

¿Qué es realmente la artritis? 

Aunque solemos pensar que la artritis es "dolor en las articulaciones", la realidad es mucho más compleja. 

Artritis significa inflamación articular, un proceso que puede ser provocado por desgaste, problemas autoinmunes, infecciones o incluso factores genéticos. Existen más de 100 tipos de artritis, pero las más comunes son la osteoartritis y la artritis reumatoide.

Osteoartritis: 

El desgaste natural que puede complicarse. Es la forma más frecuente. Surge cuando el cartílago el tejido que amortigua el movimiento entre los huesos empieza a deteriorarse. Esto provoca dolor, rigidez y, con el tiempo, deformidad en las articulaciones. Es más común en rodillas, cadera, columna y manos. El sobrepeso, la edad, lesiones previas y el sedentarismo aumentan el riesgo. 

En Reynosa, donde una parte considerable de la población realiza trabajos que exigen carga física o largas horas de pie, la osteoartritis puede aparecer de manera temprana. 

Sumado a esto, el sedentarismo y el sobrepeso en la población aceleran el desgaste articular.

Artritis reumatoide: 

Cuando el sistema inmune ataca. A diferencia de la osteoartritis, esta forma no se debe a desgaste, sino a una reacción autoinmune: el cuerpo ataca el tejido que recubre las articulaciones. Genera inflamación crónica, dolor intenso, pérdida de movilidad y fatiga. 

Si no se trata a tiempo, puede afectar órganos como pulmones, ojos o corazón. Un punto clave es que la artritis reumatoide sí tiene tratamiento, y cuanto más temprano se detecta, mejor puede controlarse. El diagnóstico oportuno cambia el rumbo de la enfermedad.

Síntomas que no deben ignorarse. 

Muchas personas normalizan el dolor articular porque "es parte de la edad", pero este pensamiento retrasa el tratamiento. 

Algunos síntomas de alerta incluyen: dolor persistente o que empeora con el tiempo, rigidez matutina que dura más de 30 minutos, inflamación visible en articulaciones, sensación de "trueno" o limitación de movimiento, fatiga constante o malestar general, deformidades progresivas en dedos, manos o rodillas. Cualquier dolor que dura más de dos semanas merece valoración médica.

Factores que sí podemos modificar. 

Aunque no podemos cambiar la genética o la edad, sí existen hábitos que reducen el riesgo y la velocidad del deterioro articular:

 · Mantener peso saludable: cada kilo extra ejerce hasta cuatro veces más presión sobre las rodillas.

 · Ejercicio de bajo impacto: caminar, nadar, pilates, bicicleta estacionaria.

 · Alimentación antiinflamatoria: verduras, frutas, omega 3, semillas, leguminosas.

 · Evitar fumar: el tabaco aumenta la inflamación sistémica.

 · Dormir bien: el descanso adecuado mejora la reparación de tejidos.

 · Atender lesiones deportivas o laborales a tiempo.

¿Y los suplementos? 

Existen sustancias como glucosamina, colágeno o cúrcuma que pueden ayudar a algunos pacientes, pero no son una cura. Funcionan como complemento y deben usarse bajo supervisión médica, especialmente si ya existen otros tratamientos recetados.

El tratamiento correcto transforma vidas. 

La artritis no desaparece sola, pero sí puede controlarse. Los médicos contamos con opciones muy efectivas como antiinflamatorios, medicamentos modificadores de la enfermedad, fisioterapia, infiltraciones e incluso cirugía en casos avanzados. La clave es personalizar el tratamiento según la causa y el estado de cada paciente.

Envejecimiento no significa dolor. 

Durante años se normalizó la idea de que "las articulaciones duelen porque ya me tocaba". Sin embargo, hoy sabemos que la artritis no es un destino inevitable. La detección temprana y el autocuidado pueden mantener a una persona activa, funcional e independiente durante décadas.

Reflexión final: 

La artritis no solo afecta las articulaciones; afecta la vida: limita actividades, altera el ánimo, reduce la movilidad y disminuye la independencia. 

Pero entenderla es el primer paso para controlarla. Vivimos en una época donde la información y los tratamientos están al alcance, y donde la calidad de vida no debe negociarse con la edad. 

Cuidar nuestras articulaciones es cuidar nuestro futuro. La salud articular no es un lujo: es un pilar de la autonomía, la movilidad y la dignidad con la que merecemos envejecer.


Continúa leyendo otros autores