Ejército protagónico, Marina subordinada
La concentración de recursos y funciones adjudicada al ejército parece no ser un tema sensible solo para aquellos grupos de la ciudadanía que buscamos soluciones pacíficas contra la atroz crisis de violencia o que aspiramos a modelos de políticas públicas que garanticen rendición de cuentas, sino que la Marina puede estar incómoda ante el acaparamiento que hoy día ejerce la Sedena.
De acuerdo con un oficio contenido en los Sedena o Guacamaya papers con fecha del 22 de junio de este año dirigido al secretario de la Sedena, Luis Cresencio Sandoval y firmado por el secretario de la Marina, Rafael Ojeda Durán se percibe que ha quedado asumida la distribución inequitativa de recursos y de atribuciones que claramente rompe la balanza de las dos instancias a quienes estamos acostumbrados a identificar como un bloque.
Por un lado, llama la atención el hecho de que dos funcionarios estrategas de la seguridad del país que suponemos aliados, intercambien oficios formales para hablar de asuntos que se pensaría tratan en alguna reunión o a bordo de la camioneta. Además, por el contenido del documento, pareciera que Ojeda tiene la necesidad de dejar registro por escrito su postura ante la responsabilidad diferenciada que a cada uno le corresponden de acuerdo con las dispares asignaciones presupuestales y de capital humano.
Le escribe Ojeda a Sandoval: "Puntualizo que no existe interés para tener el control de la seguridad aeroportuaria como se le informó, únicamente se vería el tema de migración [...] Con relación a que la SEDENA, asuma el control de la seguridad, migración y aduana, a ese respecto le informo, que el control de la seguridad del aeropuerto de Cancún, nunca lo ha tenido la SEMAR. En cuanto al control de migración, agradecería a usted o a quien designe, se ponga en contacto con el Comisionado del Instituto Nacional de Migración para que sea a través de él, quien les otorgue citado control".
De la cita anterior pareciera que Sandoval se sorprendió porque alguien le informó que Sandoval asumía que era responsabilidad de la Marina el aeropuerto de Cancún. Esto dice mucho sobre algo que probablemente se nos ha escapado al hablar de militarización: La SEDENA busca el control de todo y en esa búsqueda no figura la Semar.
Cuando hablamos de militarización hablamos de las Fuerzas Armadas en general. Cuando caminamos en las calles de alguna entidad federativa y pasa una camioneta de marinos o militares, genuinamente no distinguimos entre ellos, porque son las Fuerzas Armadas que tienen militarizado al país. Cuando el presidente se refiere al entrenamiento del buen soldado, tampoco distingue entre la Marina o la Sedena, habla de nuestras Fuerzas Armadas. Cuando la Marina hace publicidad sobre los carismáticos perros rescatistas en desastres como Frida, la mayoría los metemos en el mismo cajón que a los soldados y quienes se dejan llevar por sentimentalismos simbólicos asumen que el ejército es tan dueño de la "noble perra" como lo es la Marina.
Si bien el discurso sobe las Fuerzas Armadas integra a las tres instituciones: Sedena, Marina y Fuerza Aérea. La realidad es que el poder y el control lo tiene únicamente la Sedena y, ahí de quien se atreva a querer una parte de ese control.
Finaliza Ojeda Durán con su explicación: "Entiendo que esa Secretaría [LA SEDENA] cuenta con mayor cantidad de recursos humanos que la SEMAR, es por ello que hago hincapié, que esto no es cuestión de números, si no, de coordinación entre instituciones, siempre respetando nuestras áreas de competencia y comisiones, que a bien tenga asignarnos el Mando Supremo o bien a solicitud de Gobernadores o presidentes municipales, nunca con la intención de buscar protagonismos".
Las palabras de Ojeda dejan clara su necesidad de reivindicar a la institución que dirige. Es clara también su distancia frente al actuar "protagonista" de la Sedena en las tareas que el país necesita.
Definitivamente no pretendo exculpar a la Semar de su responsabilidad en la militarización del país. Si hay una institución que tiene denuncias de tortura y violaciones a derechos humanos, es la Marina. Es momento eso sí de distinguir los roles, porque el poder que pensábamos compartido está acaparado por una sola institución y conocemos las consecuencias que desencadena esa concentración de poder.