Columnas - Ernesto Salayandia García

El adicto nace y se hace en su hogar disfuncional

  • Por: ERNESTO SALAYANDIA GARCÍA
  • 30 OCTUBRE 2022
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El adicto nace y se hace en su hogar disfuncional

La genética de por medio.

El adicto nace predispuesto ante sus antecedentes genéticos,  al tener abuelos y padres con tendencias alcohólicas,  neuróticas, soberbias,  depresivas y llenas de ansiedad,  un niño,  con los antecedentes del alcohol en sus familias tiene una alta predisposición de tener serios problemas con las sustancias,  no solamente el alcohol,  sino pastillas,  inhalantes y fármacos  entre otros más, y esos antecedentes emocionales,  que se heredan por sangre,  sin pedirlo,  también influyen en las conductas tóxicas del individuo,  como puede ser la adicción a las mentiras,  a la pereza,  al engaño,  al postergar, también a  conductas,  cómo defraudar,  robar,  incluso asesinar,  la genética,  es una predisposición,  qué hay que detectar a tiempo,  para evitar qué seres inocentes sufran,  al ser  secuestrados por las adicciones a las sustancias y a las conductas enfermizas que arruinan el presente y el futuro de cualquier niño.-

El adicto se hace por mal ejemplo

Un niño con tendencia adictivas, menor de 8 años, primero que nada,  en su casa aprende a ser rebelde,  se convierte en un ser irreverente,  por supuesto, violento,  retador,  agresivo,  mentiroso, y los padres  cometen sendos errores al tratar de enderezar al tronco torcido y quieren, principalmente las madres, algunas de ellas,  corregir sus errores a través de gritos,  humillaciones, castigos, límites “drásticos”, golpes,  hostigamiento, ridiculizaciones, comparaciones y  una serie de actos agresivos,  que no hacen más que provocar que el niño se encamine, tarde que temprano,  por el camino de la rebeldía, la neurosis, violencia,  la irreverencia, y claro, por el de las drogas y de las conductas tóxicas.  Hay demasiados errores,  como el caer en el extremo de sobreproteger a la criatura, al  proporcionarle todo lo que pide, o bien,  de premiarlo por sus conductas a cada instante, y después, pasando el tiempo,  este niño crece con un espíritu sobrevaluado, siente que todo lo merece y que tiene derecho a todo, sin hacer el más mínimo esfuerzo. Adquiere el título de emperador, es el que manda, quien gobierna en el hogar.

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