Columnas - Dra. Yirla Paola García López

´El papá del siglo XXI: salud, presencia y el nuevo rol en la familia´

  • Por: DRA. YIRLA PAOLA GARCÍA LÓPEZ
  • 15 JUNIO 2025
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´El papá del siglo XXI: salud, presencia y el nuevo rol en la familia´

En el marco del Día del Padre, es oportuno reflexionar sobre el lugar que hoy ocupa la figura paterna dentro de las familias contemporáneas. Más allá de la celebración simbólica, el ejercicio de la paternidad se ha transformado profundamente en las últimas décadas. Esta evolución no es sólo cultural o social: tiene implicaciones directas en la salud emocional, mental y física tanto del padre como de cada miembro del sistema familiar. Como profesionales de la salud debemos observar, acompañar y comprender estos cambios para promover familias más sanas, conectadas y resilientes.

El modelo tradicional del "padre proveedor" ha dado paso, poco a poco, a un modelo más integral y empático: el del padre presente, involucrado, emocionalmente disponible, que comparte responsabilidades y construye vínculos más cercanos con sus hijas e hijos. Este cambio no ha sido fácil. Muchos hombres cargan aún con expectativas sociales que les impiden expresar emociones, pedir ayuda o participar activamente en la crianza sin ser cuestionados. La salud masculina también ha estado marcada por estigmas: hablar de salud mental, de agotamiento, de vulnerabilidad, ha sido durante mucho tiempo un tabú.

Desde una perspectiva médica y social, es indispensable reconocer que el bienestar de los padres impacta directamente en la dinámica familiar. Un padre que cuida de su salud física y emocional, que tiene espacios para el autocuidado, que participa activamente en el desarrollo de sus hijos, no sólo mejora su propia calidad de vida, sino que contribuye a hogares más equilibrados, niños más seguros y parejas más solidarias.

Estudios recientes en salud familiar y psicología del desarrollo indican que la participación activa del padre en la crianza está asociada con mayor autoestima, mejor rendimiento escolar y menor incidencia de conductas de riesgo en adolescentes. Además, se ha demostrado que la corresponsabilidad en el cuidado de los hijos reduce significativamente los niveles de estrés y sobrecarga en las madres, mejorando también la salud mental de estas y promoviendo relaciones más equitativas.

Ahora bien, para que este nuevo rol del padre se consolide, también es necesario revisar el estado de su salud integral. Muchos hombres, por patrones culturales, tienden a postergar consultas médicas, minimizar síntomas o relegar el cuidado emocional. Las cifras no mienten: los hombres suelen acudir menos a revisiones preventivas y tienen mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, depresión no diagnosticada, adicciones y suicidio. El cambio hacia una paternidad saludable requiere también una transformación en la forma en que los hombres cuidan de sí mismos.

Abordar la salud del padre desde una visión integral implica considerar también su entorno laboral, su red de apoyo, su carga emocional y su calidad de vida. Un padre que tiene jornadas extensas, pocas redes sociales, escaso tiempo de descanso y ninguna educación emocional, difícilmente podrá estar disponible para su familia de manera plena. No basta con pedirles que "se involucren más"; es necesario generar condiciones sociales, laborales y culturales que lo hagan posible.

La construcción de nuevas masculinidades juega aquí un papel crucial. Ser hombre en el siglo XXI implica también reaprender formas de vincularse, de ejercer autoridad, de expresar afecto y de asumir responsabilidades desde el respeto, la escucha y la cooperación. Ser padre, en este nuevo contexto, no es sólo un rol asignado, sino una elección consciente de participar activamente en la vida emocional, educativa y cotidiana de la familia.

Es importante mencionar que cada familia es distinta, y que no hay un único modelo correcto de paternidad. Sin embargo, desde la medicina con enfoque preventivo y con perspectiva social, podemos afirmar que el padre presente, que cuida de su salud y que se involucra de forma equitativa, tiene un impacto positivo y duradero en la estructura emocional y el bienestar de su familia.

Reflexión final: En este Día del Padre, más allá de los homenajes, las comidas o los obsequios, hagamos una pausa para reflexionar sobre el verdadero significado de la paternidad hoy. La figura paterna ya no se mide por su capacidad de provisión, sino por su cercanía, su compromiso y su disponibilidad afectiva. Apostar por una paternidad saludable, consciente y corresponsable es, sin duda, una de las mejores inversiones que podemos hacer por el bienestar de nuestras familias y, en consecuencia, por el tejido social de nuestra comunidad.


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