El policía súper traidor y el rudo aspirante azul
El veredicto del jurado en la Corte de Brooklyn, que el martes pasado encontró culpable a Genaro García Luna, es muy simple: más allá de la duda razonable, a partir de ese día el señor es un criminal para el sistema judicial estadunidense y solo le resta esperar la condena que le será impuesta en junio. Desde ahora el policía estrella de Felipe Calderón solo tendrá dos opciones: aferrarse a que es inocente y pasar el resto de su vida (o buena parte de ésta) en una prisión de súper máxima seguridad, o reconocer que se alió con el crimen organizado, que fue su alfil dentro del Estado mexicano, que traicionó a las agencias estadunidenses que tanto lo alababan, y delatar a quienes fueron sus cómplices aquí y allá.
La tiene muy fácil: en México, ¿sabían de sus andanzas Vicente Fox, Santiago Creel, Carlos Abascal, Rafael Macedo de la Concha y Daniel Francisco Cabeza de Vaca? ¿Y Felipe Calderón, Francisco Javier Ramírez Acuña, Juan Camilo Mouriño, Fernando Gómez-Mont, Alejandro Poiré y Eduardo Medina Mora? ¿O nadie, ninguno de esos expresidentes, exsecretarios de Gobernación y exprocuradores sabía nada, ningún órgano de inteligencia civil o militar? Creo que García Luna morirá antes de aceptar algo, pero veremos...
La oposición pinta caritas. Si esta semana presenciamos la desmesura antidemocrática de Morena pidiendo extinguir legalmente al PAN, este último partido luce extraviado: Calderón, ni la menor autocrítica; Fox, tan divagante como sus tuits, y la dirigencia del blanquiazul defendiéndose con el poderoso alegato que su supercop... no militaba en el PAN. Y para afianzar su argumentación, a los panistas se les ocurrió... pintarse labios y mejillas de azul. Sí, ya con eso la mayoría de los mexicanos votará por ellos en 2024.
El momento insólito, y quizá la única esperanza opositora visible con talante presidencial, fue este discurso que parecía emanar de alguien que usufructúa el poder actual: "No es retórica, no es discurso. Quien transgrede la ley, quien viola le ley, debe ser sancionado y debe pagar sus culpas, sea quien sea. Del gobierno y del partido que sea. Caiga quien caiga. Y en el caso de García Luna, son gravísimas esas culpas. En primer lugar, por ser un servidor público que tenía la obligación y el deber de combatir al crimen organizado, y lo que hizo fue exactamente lo contrario. Se sumó al crimen organizado. Y eso significa que un servidor público no solo incumple su deber, sino que en este caso deja una secuela de daños, de pérdida de vidas y de adicciones que afectan de manera irreparable a las familias. El que se decía súper policía, resultó ser un súper traidor. Un traidor a México, a su institución, traidor a sí mismo. Su traición merece una pena doble porque justamente como servidor público debía combatir al crimen organizado y se volvió parte de él. Traicionó a las instituciones de seguridad, pero sobre todo traicionó a las víctimas de la inseguridad y la violencia llenando de dolor a miles de familias. Y traicionó también la memoria de aquellos buenos servidores que dieron su vida por defender a los mexicanos. Ahora le llegó su hora y tiene que pagar por ello y asumir su responsabilidad por los delitos que cometió. Quien la hace, la paga, tope donde tope. Tal cual".
Rudo. Eran frases que bien pudieron haber sido pronunciadas en Palacio Nacional, pero no: fue Santiago Creel, el único que dio la cara, el único que articuló un discurso coherente en la oposición. Yo nunca votaré por un partido que no apoya a las mujeres en las decisiones sobre su propia vida, sobre su cuerpo, como la opción de abortar, pero tal vez por ahí debería voltear a ver la oposición: en la Cámara de Diputados, y en actos oficiales, el señor tendrá tribuna y reflectores de aquí al 2024, tiene buena experiencia de gobierno (aunque tuviera al lado al inefable Fox), y algo más, sabe competir: en la elección del 2000 para Jefe de Gobierno, por poco y le gana a Andrés Manuel López Obrador...
Twitter: @jpbecerraacosta