El ´quinazo´ de Sheinbaum
La presidencia de Claudia Sheinbaum dio la semana pasada un golpe político decisivo con el ascenso de Ernestina Godoy a la Fiscalía, movimiento que marca, según analistas, el inicio real de su ejercicio de poder. Para la presidenta, pocas decisiones tienen la envergadura de esta designación, que supera incluso el impacto de la reforma judicial, considerada por algunos como un intento de controlar el Poder Judicial.
A diferencia de la Suprema Corte, donde las decisiones siguen reflejando un abanico amplio de ideologías y votaciones divididas, la Fiscalía ofrece una discrecionalidad mucho mayor, permitiendo a la presidencia operar con libertad sobre procesos clave. Godoy llega a un cargo que históricamente ha sido decisivo para la implementación de golpes de poder dentro del sistema político mexicano.
La reforma judicial no cumplió con la expectativa de otorgar un control absoluto sobre la justicia, pues la mayoría de los ministros mantienen criterios liberales que priorizan los intereses privados y reproducen patrones de la Corte anterior. Esto demuestra que el Poder Judicial no puede ser plenamente monopolizado, a diferencia de la Fiscalía, donde la designación de Godoy es una decisión vertical y profundamente personal de Sheinbaum.
El nuevo liderazgo en la Fiscalía ya ha comenzado a mostrar resultados. En menos de una semana, exgobernadores opositores como César Duarte, Javier Duarte y Francisco Javier García Cabeza de Vaca han enfrentado procesos legales importantes, incluyendo arrestos, cargos por lavado de dinero y acusaciones por delincuencia organizada. Estos casos reflejan la capacidad de la Fiscalía de actuar de manera coordinada con los objetivos del ejecutivo federal.
Otro mensaje relevante de la nueva fiscalía se dirige a los grandes factureros asociados con la oposición. La extradición de Víctor Manuel Álvarez Puga, señalado como arquitecto de una red de empresas fantasma que drenó recursos públicos mediante facturas falsas, subraya la intención de perseguir delitos financieros de alto impacto ligados a actores políticos adversarios.
Analistas destacan que, mientras el Poder Judicial sigue siendo un espacio de decisiones diversas y malabarismos políticos, la Fiscalía se ha convertido en la herramienta principal de poder de Sheinbaum. La coordinación con el ejecutivo federal garantiza que las acciones legales puedan alinearse directamente con los objetivos de la presidencia, eliminando la autonomía que caracterizó a la institución en administraciones previas.
Con Ernestina Godoy al frente, la era de la Fiscalía bajo Sheinbaum promete un cambio radical en la dinámica de poder político en México. La discrecionalidad del cargo y la capacidad de actuar rápidamente sobre adversarios y actores clave convierte a la Fiscalía en el verdadero bastión del control presidencial, dejando en evidencia que el asidero de la oposición no está en la Corte, sino en la Fiscalía.
