Columnas - Julio César Briseño Cruz

Financiamiento pobre, asimetrías y espejismo del nearshoring

  • Por: JULIO CÉSAR BRISEÑO CRUZ
  • 04 OCTUBRE 2025
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Financiamiento pobre, asimetrías y espejismo del nearshoring

El nearshoring se conceptualiza como la relocalización de cadenas de suministro hacia México. Sin embargo, no representa un motor autónomo de desarrollo, sino una variable que depende de condiciones estructurales internas como el acceso al financiamiento empresarial.

Esto, cuando el acceso al crédito formal permanece limitado para las pequeñas y medianas empresas (pymes), que representan más del 90% del tejido productivo nacional. Según datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), solo el 30% de las pymes acceden a financiamiento bancario, mientras que el resto opera con esquemas informales o autofinanciamiento, lo cual restringe su capacidad de expansión, tecnificación y vinculación con cadenas globales.

Por su parte, el Banco de México señala que los sectores industriales con mayor potencial de integración al nearshoring enfrentan riesgos crediticios elevados, particularmente en regiones con infraestructura logística insuficiente o con baja densidad financiera. 

La asimetría territorial limita la capacidad de absorción de inversión extranjera directa y reduce la eficiencia del fenómeno de relocalización.

En términos de oferta bancaria, existe una diferenciación relevante entre los grandes bancos comerciales y las instituciones regionales.

BBVA, Banorte y Santander, por ejemplo, desarrollan productos estructurados para capital de trabajo, activos fijos, gestión de liquidez y banca corporativa. 

También poseen cobertura nacional y capacidad de atención especializada. 

En contraste, BanBajío, Banregio y Mifel mantienen una oferta más acotada, centrada en créditos simples, líneas revolventes y leasing básico, con menor alcance territorial y limitada capacidad de estructuración.

Esta segmentación del sistema financiero genera una brecha operativa entre empresas con acceso a soluciones integrales y aquellas que dependen de instrumentos convencionales.

En el contexto del nearshoring, dicha brecha se traduce en una gran diferencia en la capacidad de capturar oportunidades industriales, cumplir con estándares internacionales y sostener procesos de escalamiento productivo.

Desde la banca de desarrollo, el financiamiento estructurado debe considerarse como una condición habilitante, no como un complemento. 

La relocalización industrial requiere liquidez, pero también arquitectura financiera: productos diseñados para ciclos largos, riesgos compartidos, garantías flexibles y esquemas de acompañamiento técnico.

En conclusión, el nearshoring no debe interpretarse como una solución externa al rezago industrial mexicano. 

Su impacto dependerá de la capacidad interna para absorber inversión, escalar producción y sostener competitividad. 

En ese sentido, el financiamiento empresarial no es un instrumento accesorio: es una variable estructural que determinará qué empresas participan en la nueva configuración industrial y cuáles quedan excluidas por falta de acceso.


*CEO de Cénit, banca de desarrollo y consultoría empresarial


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