Los efectos negativos de la migración van a aumentar
La migración es un fenómeno social que genera muchos y muy complejos retos para los países de paso y destino final. Retos que nuestro país seguramente verá crecer en los próximos meses.
Todos los países por donde pasan o se reciben los flujos migratorios deben garantizar un trato digno y respetuoso de los derechos de las personas, otorgarles servicios públicos básicos y escuchar sus demandas en el marco de las normativas nacionales y los tratados internacionales.
Paralelamente deben conciliar la necesidad de implementar políticas efectivas que suelen ser impopulares para la opinión pública.
Recordemos que el uso del presupuesto público es un juego suma cero, cada peso destinado a la migración es un peso que se distrae de otras políticas que benefician a los mexicanos.
Aunado a ello, muchas personas rechazan todo apoyo a los migrantes por ignorancia, xenofobia o incluso por malas experiencias personales.
A dicha complejidad se debe agregar el factor delincuencia. Si bien la gran mayoría de personas que migra lo hace como una medida desesperada para escapar de la violencia, marginación, abandono institucional de sus lugares de origen y lo que buscan es integrarse legalmente al país de destino, hay quienes terminan por asociándose a grupos o actividades delictivas.
Precisamente el abandono en el que viven los migrantes los lleva a ser víctimas de redes de tráfico y trata de personas, de la extorsión del personal del Instituto Nacional de Migración, de la Guardia Nacional, del Ejército, de autoridades locales, a vivir mendigando, a cometer ilícitos o a integrarse a la delincuencia organizada.
Al momento, la política migratoria mexicana ha sido psicótica y ha incrementado todas las violaciones a los derechos de las personas migrantes.
El presidente López prometió en campaña una política de fronteras abiertas que luego transformó -por orden del ex presidente de los Estados Unidos (EE. UU.) Donald Trump-, en una política represiva que militarizó la frontera y llevó a la reclusión en "estaciones migratorias" a quienes ingresan a nuestro país con el objetivo de cruzar a los EU.
Centros en los cuales sobran las violaciones de derechos, corrupción y tragedias. La última costó la vida de 40 personas que se encontraban recluidas y fueron abandonadas en un incendio.
Otro ejemplo de abandono institucional es lo sucedido el pasado abril en San Luís Potosí. Ante la denuncia de secuestro de 11 mexicanos que viajaban de Guanajuato a Coahuila, las autoridades se activaron y dieron de manera fortuita con el hallazgo de más de 100 migrantes privados de su libertad, personas que ninguna institución estaba buscando.
¿Por qué debemos suponer que la situación empeorará? Debido a que el pasado 11 de mayo concluyó el denominado Título 42, una medida migratoria que se activó durante la pandemia de Covid-19, que permitía la expulsión inmediata de migrantes indocumentados del territorio de los Estados Unidos, bajo el argumento de riesgo sanitario.
Es decir, al haber personal reducido por un riesgo real de contagio, se suspendió la atención a las solicitudes de asilo y toda persona que ingresase sin permiso a los EEUU podía ser inmediatamente expulsada.
Ello permitió números récord de deportaciones: en 2022 se deportaron más de 2 millones 400 mil personas y en los primeros 4 meses de 2023, a más de 1 millón 300 mil.
Al mismo tiempo, la falta de procesos de asilo inhibió ciertos flujos migratorios. Al haberse oficialmente declarado el fin de la pandemia y la abrogación del Título 42, es seguro que crecerá el número de personas que intenten migrar hacia nuestro vecino del norte.
¿Cuánto se incrementará y se normalizará la corrupción entre el personal del Instituto Nacional de Migración, de la Guardia Nacional, del Ejército y de las autoridades locales al crecer los flujos migratorios? Imposible saberlo.
Tampoco podemos predecir cuánto crecerá el tráfico y la trata de personas, el narcomenudeo, los robos, los secuestros, las extorsiones, las violaciones y otros delitos, al crecer el número de personas migrantes que son abandonadas, estigmatizadas y victimizadas por las instituciones mexicanas.
Lo cierto es que es casi seguro que todo ello empeore sustancialmente y que el Estado mexicano siga exhibiendo su incapacidad y ausencia de políticas públicas que fortalezcan el Estado de Derecho y protejan los derechos de toda persona, sea esta mexicana o extranjera. (Director del Observatorio Nacional Ciudadano)
Twitter: @frarivasCoL