Columnas - PUNTO DE VISTA

Los factores detrás de la desaceleración

  • Por: GERARDO ESQUIVEL
  • 03 AGOSTO 2024
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Los factores detrás de la desaceleración

En una columna previa mostramos que la desaceleración de la economía mexicana ya había comenzado. Esto se revelaba en la reducción en las tasas de crecimiento anual tanto de la actividad económica como de la creación de empleos formales. 

Estos dos indicadores están directamente vinculados con las fases del ciclo económico, por lo que anticipábamos que pronto veríamos reducciones adicionales en las estimaciones de crecimiento para este año. 

A los pocos días de esta afirmación, el Fondo Monetario Internacional anunció una segunda reducción en su pronóstico de crecimiento para México en 2024, la cual ahora estima en solo 2,2%. Posteriormente, los analistas encuestados por Citibanamex redujeron su estimación de crecimiento para 2024 a solo 1,9%. 

Estas estimaciones, sin embargo, podrían ser todavía demasiado optimistas ya que, como señalamos en la columna mencionada, el ritmo de actividad actual en México no parece ser compatible con un crecimiento superior al 1.5% anual.

En esta ocasión trataremos de identificar los factores detrás de la desaceleración. Para ello, el indicador más útil (por su frecuencia, desagregación y oportunidad) es el de la creación de empleo formal en el país, es decir, el que se refiere a los empleos registrados ante el Instituto Mexicano de Seguridad Social (IMSS). 

Este indicador, de frecuencia mensual, lo podemos conocer en las dos semanas posteriores al término del mes y viene desagregado a nivel estatal, por lo que podemos saber en qué regiones del país está ocurriendo la desaceleración. 

Esto no sólo nos permite identificar las áreas o regiones del país en donde están los focos rojos, sino que también nos permite entender mejor los factores que pudieran estar generando dicha situación.

La tasa de crecimiento de los empleos registrados ante el IMSS a nivel nacional alcanzó su nivel máximo más reciente en mayo de 2023. En dicho mes, los empleos formales crecieron a una tasa anual de 4.1%. De entonces a la fecha, la desaceleración ha sido más que evidente: para junio de este año los empleos ya solo crecían a una tasa de 2% anual. 

Esta cifra, sin embargo, oculta la heterogeneidad regional de lo que ocurre en el país. Hay en particular dos regiones que explican en mayor medida la desaceleración observada: la frontera norte y el sureste del país.

El caso de menor dinamismo es el de la frontera norte. Allí, el empleo formal en los cinco estados fronterizos en su conjunto está prácticamente estancado desde hace un año, ya que solo está creciendo a una tasa anual de 0.1%. En Baja California y Chihuahua el empleo formal a junio de 2024 es 0.5% y 1% inferior, respectivamente, al del mismo mes del año pasado; mientras que en Sonora y Tamaulipas se mantiene prácticamente igual al de hace un año y el empleo formal solo está creciendo en Coahuila (2.5%).

En el caso del Sureste (compuesto por Campeche, Tabasco, Yucatán y Quintana Roo), la desaceleración es muy notable, sobre todo porque hasta hace relativamente poco el empleo formal de esas cuatro entidades crecía a tasas muy superiores a las observadas a nivel nacional. 

Por ejemplo, apenas en mayo de 2023, mientras que el empleo formal en todo el país crecía al 4% anual, en esa región crecía a tasas superiores al 7%. Ahora, sin embargo, la historia es muy distinta: mientras que a nivel nacional el empleo formal crece a un ritmo de 2% anual, en el Sureste lo hace únicamente al 0.5%. El principal contribuyente a esta significativa desaceleración es el estado de Tabasco. Allí, el empleo formal en junio de 2024 es casi 11% menor al de hace un año.

Una vez que sabemos en dónde están los focos rojos en la creación de empleo, la siguiente pregunta es cuáles son entonces los factores detrás de la desaceleración. Claramente, las regiones identificadas sugieren tres posibles factores explicativos: 1) la desaceleración de la actividad industrial en Estados Unidos, que lleva prácticamente estancada más de un año; 2) la apreciación real del peso, que le ha restado competitividad a los productos del país. Estos dos primeros factores afectan más a una región con vocación exportadora como lo es la zona fronteriza; 3) el término de los proyectos prioritarios de esta administración, especialmente la conclusión de las obras en la Refinería de Dos Bocas y en algunas secciones del Tren Maya.

El primer factor es completamente exógeno y no hay mucho que se pueda hacer al respecto. El segundo factor se explica en parte por el amplio diferencial en las tasas de interés entre México y Estados Unidos, por lo que en parte es el resultado de sostener una política monetaria excesivamente restrictiva. El tercer elemento es el resultado de las decisiones de gasto y del ciclo político-económico de la ejecución presupuestal. 

El riesgo más notable recae en este último punto, ya que el cambio de gobierno y la anunciada consolidación fiscal podrían tener efectos negativos adicionales a los que ya se están observando. Es importante entonces tomar esto en consideración no solo en el diseño del presupuesto 2025, sino también en su ejecución.


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