Los héroes del IFT

Ahora que es casi un hecho la salida de Telefónica y de AT&T del mercado mexicano, muchos consumidores lanzaron la clásica pregunta chapulina: "¿Y ahora quién podrá defenderme?" Parece un escenario tragicómico, pero lo cierto es que desde hace tiempo no había una autoridad que defendiera a los mexicanos del anticompetitivo servicio de telecomunicaciones.
La desaparición del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) abrió la puerta para reconocer públicamente lo que algunos advertimos desde hace tiempo. El presunto regulador funcionaba más como una oficina de colocación de expertos que como una entidad encargada de asegurar un mercado competitivo. No tengo pruebas para asegurar que se contrataba a amigos, amantes o entenados, pero tampoco tengo dudas. Y lo más inquietante es que varias de esas mismas figuras hoy exigen compensaciones que quizá no les corresponden.
El caso más reciente involucra a un grupo de ex trabajadores del IFT que firmaron muy a tiempo su baja en el extinto organismo regulador para firmar su baja y así activar un jugoso seguro de separación que ellos mismos financiaban junto con la entidad. El movimiento fue tan oportuno que hoy se encuentran en tierra de nadie pues no pueden exigir liquidación porque renunciaron voluntariamente, pero tampoco quieren quedarse sin esa parte de la "beca IFT".
En total, son 133 trabajadores los que operaban bajo el esquema de libre designación, lo que significa que entraron por la puerta rápida con contrataciones directas, sin pasar por todo el viacrucis del Servicio Profesional de Carrera. Prácticamente todos eran directores o perfiles con compensaciones holgadas. Y aunque al firmar su ingreso aceptaron que no tendrían estabilidad laboral, hoy pelean como si fueran sindicalizados de hierro.
El propio pleno del IFT validó que no se les liquidara, sino que se les diera un finiquito. El finiquito, para quien no lo tiene fresco, equivale a decir: "Gracias por participar, aquí termina nuestra relación". Nada de tres meses por año, ni prestaciones ampliadas ni aguinaldos de cifras mareadoras. Y vaya que son cifras atractivas. Algunos podrían reclamar hasta 182 mil pesos solo de aguinaldo. Con razón no quieren soltar la batalla.
Todo iba bien en la gestión que realizaba la propia Comisión Reguladora de Telecomunicaciones (CRT) hasta que se les informó que ya habían firmado sus bajas del IFT cuando la aseguradora Metlife les exigió presentar el documento para liberar el retiro de su Seguro Individualizado de Retiro. Por lo tanto, ya no aplica su liquidación. Ese mismo documento es el que impide que ahora pidan liquidación. Es decir, querían el premio doble, cobrar el seguro y luego reclamar como si nunca hubieran renunciado. Un doble salto mortal administrativo.
De esos 133 personajes, entre 40 y 50 tenían sueldo de director, con ingresos promedio de 100 mil pesos mensuales. Ellos presionan, se quejan y cierran calles pretendiendo cobrar tanto el finiquito mediante el seguro de Metlife, como la liquidación por la extinción del IFT. Andan metidos en un limbo jurídico y por eso ahora el tema se va a los tribunales.
La CRT identificó a tiempo la firma voluntaria y el acuerdo de finiquito. De no haberlo hecho, habría caído en responsabilidad por daño patrimonial. Y entonces sí, México estrenaría regulador con la primera mancha recién salida del horno.
Pero quizá lo más revelador de toda esta historia no es la ambición, sino la estructura que quedó al descubierto. Pese a los sueldos que recibían, muchos de esos directores no firmaban documentos ni tenían responsabilidades claras. La pregunta inevitable es: ¿qué hacían? La cantidad de directores y subdirectores del extinto instituto era suficiente para asustar a cualquiera. Por algo el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador lo definió como un organismo carísimo e inoperante.
Por casos como este México perdió a sus competidores móviles, perdió a su regulador y ahora puede perder tiempo valioso para resolver litigios bochornosos. Mientras tanto, los usuarios, viajando de la ceca a la meca, siguen esperando el héroe que podrá defenderlos. Mala noticia. No será ninguno de los 133 exdirectores.



