Mes de la hispanidad en EU
Las grandes aportaciones de la comunidad hispana en EU no han sido lo suficientemente reconocidas. El mejor ejemplo fue la crisis del Covid en 2020.
Me refiero a los 62 millones de latinoamericanos que viven en este país, de los cuales más de 12 millones son no documentados. Al igual que los trabajadores sanitarios, en los momentos de mayor necesidad, la comunidad hispana en EU no dejó de trabajar a pesar del riesgo. Muchos de ellos fallecieron mientras prestaban sus servicios, sin ningún tipo de reconocimiento ni compensación. En este sentido, se convirtieron en auténticos trabajadores esenciales y héroes de la pandemia.
Según cifras de la National Conference of States Legislatures, en 2020, los latinos no documentados fueron los responsables de poner la comida en la mesa de los más de 300 millones de habitantes de Estados Unidos. Esto es producto de que los inmigrantes irregulares constituyen el 22% de todos los trabajadores de la industria agrícola y alimentaria.
En 1842, la Suprema Corte de EU falló a favor de la liberación de un grupo de individuos africanos que habían sido capturados ilegalmente y vendidos como esclavos. Esta sentencia estuvo marcada por la argumentación del 6º Presidente de EU, John Quincy Adams, quien sostuvo enérgicamente que, de acuerdo con su legislación, la esclavitud estaba prohibida. Lamentablemente, 180 años después esta no es la realidad para muchos trabajadores no documentados. Muchos de ellos siguen trabajando en condiciones inaceptables; en muchos casos, cercanas a la esclavitud laboral.
Esto se debe a diversas razones. En principio, porque algunos empleadores abusivos se niegan a concederles las prestaciones mínimas necesarias. En consecuencia, no cuentan con acceso real a ningún tipo de protección laboral o social, que también utilizan como excusa para pagarles salarios injustos, no otorgarles seguro médico y evitar darles permisos de maternidad o enfermedad; en otras palabras, para explotarlos sin ningún tipo de consecuencia.
Además, la inobservancia de sus derechos laborales no es la única dificultad a la que se enfrentan los inmigrantes latinos cuando intentan alcanzar el "sueño americano". La realidad es que se encuentran atrapados entre dos naciones: su país de origen, del que se vieron obligados a salir, y el país en el que buscan un futuro mejor, pero en el que todavía se enfrentan a la discriminación y exclusión por el color de su piel, idioma o incluso su acento.
Es verdad que han existido algunas políticas públicas de regularización como el programa de braceros en los años 50 o, más recientemente, la política de Consideración de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (conocido como DACA o Dreamers). Sin embargo, la mayor parte de estas personas siguen viviendo en una situación laboral precaria y vulnerable, demuestra que estos esfuerzos han sido insuficientes para atender sus necesidades básicas y proteger sus derechos más elementales.
Por sus aportaciones, llegó el momento de reconocer plenamente el valor de la comunidad hispana y sus contribuciones económicas, sociales y culturales en EU. En cualquier caso, debemos tener siempre presente el hecho de que la comunidad latina es diversa y cualquier política que se implemente para su regularización, debe respetar la interseccionalidad de todos los individuos, independientemente de su lugar de origen, etnia, religión, género, preferencias sexuales, discapacidades y todas aquellas diferencias que nos hacen únicos como individuos.
En el mes de la hispanidad, no hay mejor reconocimiento a nuestro trabajo y aportaciones, que reconocer simplemente los derechos laborales y humanos que debería tener toda persona, con independencia del color de su piel, raza, idioma, religión o preferencias personales.
(Cónsul General de México en NY)
Twitter: @Jorge_IslasLo