Otra carta llega desde el más allá de Grover Cléveland Alexánder para Domingo Germán
Descarriado Domingo: Te pusieron ese nombre, Domingo, para que disfrutaras sanamente del fin de semana, no para que agredieras a todo el que ves cuando te emborrachas, que es casi todos los días.
Te hago notar lo del nombre, porque me llamé Grover Cléveland, debido a que mi padre era admirador del Presidente Grover Cléveland, quien ocupó a Casa Blanca ente 1885 y 1889 y otra vez, de 1893 a 1897.
Pero me conocieron más por ser un bigleaguer alcohólico, que por mis dos nombres. Sin embargo, nunca se me ocurrió, como a tí ahora, agredir a mis compañeros de equipo, y menos aún al manager, como tú con Aaron Boone, de quien conozco, porque en este Más Acá que ustedes llaman Más Allá se sabe todo, que es entregado a sus peloteros, y por eso lo adoran.
Cierto que me emborrachaba casi a diario. Pero en vez de pelearme con alguien, lo que hacía era abrazarlos a todos y después me acostaba en el clubhouse hasta que me llamaban si iba a lanzar.
Así hice mi carrera, de 20 años, hasta 1930 y me elevaron al Hall de la Fama en 1938, con 212 votos de 262 electores que hubo ese año. Bueno, gané 373 juegos, perdí 208 y dejé efectividad de 2,56.
Ahora tú, que tienes más aficiones de boxeador que de lanzador de Grandes Ligas, igual tiras un juego perfecto, como en realdad lo lograste, que armas un zafarrancho en el clubhouse, porque llegas hasta la coronilla de ron dominicano.
¡Que desperdicio de habilidades para el beisbol! El viernes nada más cumpliste tus 31 año de edad, por lo que ya deberías saber cuán delicadas son las responsabilidades de un bigleaguer.
Ya llevas seis años en las Mayores, y todos con los Yankees. La mayoría de los peloteros consideramos afortunado a quien juega con ese equipo. Parece que tú no. Más bien pareces obstinado por llevar el uniforme a rayas.
Deberías estar feliz por haber sido siempre un Yankee y tener record positivo, 31-28, 4.41 y 543 strikeouts en 522 innings lanzados. Se supone que debes tener unos nueve o 10 años más de lanzamientos buenos en tu brazo. O sea, para disfrutar la vida, pero en ese plan de pendenciero, la estás pasando muy mal e irás peor, si no cambias.
Ahora estás suspendido por tu propio equipo, ¡qué desgracia! Y en El Bronx no te soportan. Es extraño, muy extraño, que uno sea considerado estorbo en su mismo clubhouse, aún cuando haya tirado un juego perfecto. Pero las reacciones alcohólicas de quienes no saben tomar licor, lo pueden todo, incluso lo increíble, lo inaudito.
Por supuesto, te deseo la mejor de las suertes, la necesitas, porque vales mucho, pero no te has enterado. ¡Una lástima!...
Abrazos, Grover.