¿Para cuándo la justicia a las víctimas de García Luna?
"Señor presidente, vengo representando a miles de madres de familia desgarradas por el dolor, por la pérdida de sus hijos. [...] Estoy aquí porque tengo 4 hijos desaparecidos. Hace tres años, dos de ellos, Jesús y Raúl, fueron secuestrados en Guerrero [...] mis otros dos hijos, Gustavo y Luis Fernando, fueron secuestrados en Veracruz hace un año, se comunicaron con mi familia minutos antes de que fueran detenidos en un retén militar [...]
"Mi primer caso lo conoce la licenciada Marisela porque estuvimos con ella, porque usted me mandó a la SIEDO y allí lo desecharon, sabiendo de antemano que era de delincuencia organizada y que allí tuvieron que haberle dado salida a mi caso, no lo hicieron.
"Estuve también en las oficinas del señor Genaro García Luna y de igual manera, no tuve resultados".
Estas palabras no son de un 'criminal confeso' ni de un 'testigo que ha decidido señalar sin pruebas' a García Luna. Se trata de un fragmento de las palabras que la señora María Herrera pronunció frente al entonces presidente de México, Felipe Calderón, durante los Diálogos por la Paz en Chapultepec en 2011, en los que estuve presente como activista y testigo.
En las palabras de doña María Herrera se encuentra la pieza que no fue puesta sobre la mesa en el juicio contra García Luna en Estados Unidos, pero que el gobierno de México tiene la oportunidad de colocar.
Hace tres años, en una entrevista, el académico y activista Jacobo Dayán afirmaba que "todas las investigaciones son alrededor de dinero, corrupción y tráfico de drogas, la pregunta es; ¿y por qué no hay una investigación sobre los crímenes?".
Doña María Herrera, frente al entonces presidente de México, no tuvo que decir que escuchó o vio a algún funcionario recibir dinero del narcotráfico, o que se sentó con tal o cual funcionario a negociar el apoyo. Su testimonio fue la descripción perfecta de lo que entonces estaba sucediendo y el gobierno en turno no quería reconocer.
La decisión del jurado es la puerta de entrada para responder a lo que Dayán preguntaba y que hoy se vuelve indispensable: dejar de juzgar la guerra como un fenómeno de corrupción para empezar a juzgar los crímenes de los que, partiendo de la decisión del jurado, son tan culpables los cárteles como los agentes del Estado. El trabajo difícil ya lo hizo Estados Unidos, ahora toca que el gobierno mexicano tome la batuta para dar verdad y justicia a las víctimas y reconstruir el tejido social. Seguimos en espera de que suceda.
Twitter: @MaiteAzuela