Saber vencer
La democracia, en una de sus múltiples definiciones, puede ser entendida como la lucha institucional y pacífica por el poder político. Siglos atrás, cuando los monarcas dirigían imperios, por "designios de Dios", o bien, como producto de victorias conseguidas a través de guerras, la democracia no era considerada, ni remotamente, como un instrumento viable para conseguir el poder y conservarlo.
Tomemos como ejemplo al imperio chino. Qin Shi Huang, el primer emperador, logró conquistar los estados soberanos y fundar un poderío central. A través de la guerra, unificó más de 300 estados y reinos. Lo hizo con ayuda de las armas, pero también mediante doctrinas y estrategias que mostraban una hoja de ruta sobre cómo vencer a sus enemigos. Dentro de los pensadores que plasmaron aquellas en vastos y numerosos tratados se encuentra Sun Tzu, con El arte de la guerra.
Si bien esa obra, dividida en trece escuetos capítulos, fue pensada como estrategia militar, en su núcleo contiene ideas que han acompañado el pensamiento político de un gran número de líderes en todo el orbe y a lo largo de la historia, incluyendo los tiempos modernos, los de la democracia.
Este fin de semana, Morena dio a conocer a quienes serán las y los coordinadores de los Comités Estatales de Defensa de la Transformación. Recordemos que actualmente el partido y sus aliados gobiernan 23 estados de la República. Eso significa que en el próximo proceso electoral el movimiento tendrá que defender seis gubernaturas y, al mismo tiempo, intentará hacerse con el triunfo en tres entidades cuyos Ejecutivos mantiene la oposición.
En tal sentido, el escenario deseado —contar con 26 gubernaturas y con la mayoría en el Congreso de la Unión— parecería alcanzable. Sin embargo, no hay que minimizar a quienes representarán a la oposición.
Por eso, en este escenario de competencia democrática, algunas de las consignas de Sun Tzu pueden ser aprovechadas y puestas en práctica. En el centro de El arte de la guerra está la idea de ganar antes de combatir. ¿Cómo podrían Morena y sus aliados asegurar un triunfo o al menos acercarse a la victoria antes de que inicie la jornada electoral? El estratega chino proporciona algunas pistas sobre la manera de lograrlo, y a continuación menciono aquellas que me parecen más relevantes y aplicables en este caso.
Existen cinco fundamentos que se deben considerar en cualquier batalla: estimar, medir, calcular, sopesar y vencer. La fuerza de Morena y la selección de candidatas y candidatos nos permite estimar que las probabilidades de éxito son altas, pero también que existen focos rojos por cuidar y reforzar.
De igual manera, tenemos que medir nuestras capacidades: resulta fundamental identificar cuáles son los distritos que pueden ser considerados como bastiones y aquellos en los que se necesita trabajar a ras de tierra. Esto nos permitirá calcular nuestra fuerza a lo largo y ancho del territorio y sopesar las ventajas y desventajas que puedan conducir al movimiento a un resultado óptimo.
Por otra parte, el movimiento no se puede confiar. Es cierto que los números y la voluntad popular nos favorecen, pero, como también se afirma en El arte de la guerra: "no por muchos se es mejor, lo crucial es unir las fuerzas y ganar la confianza del pueblo".
De ahí que sea una buena noticia que los nueve perfiles seleccionados este fin de semana hayan emanado de un proceso que permitió seleccionar a las y los mejores coordinadores. Sin embargo, ello no es suficiente; se requiere que exista (y, sobre todo, que prevalezca) la unidad en torno a cada una y cada uno de ellos, para asegurar la victoria, especialmente en aquellas entidades donde el terreno resultará complejo e incluso hostil.
Recordemos que Clara Brugada, Alma Alcaraz, Claudia Delgadillo, Margarita González, Rocío Nahle, Eduardo Ramírez, Alejandro Armenta, Javier May y Joaquín Díaz representan opciones democráticamente electas y altamente competitivas. No obstante, la victoria dependerá, en gran medida, de la capacidad del movimiento para mantenerse unido y sin fisuras, porque, como bien se afirma: es bueno saber perder, pero es más importante saber vencer.
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