Sol sostenido o Re bemol...
En materia musical existe una clasificación de las obras que nos permite conocer antes de haberlas escuchado su tono, su ritmo y su intensidad de volumen. Con esa información previa se puede saber con facilidad si la dinámica y la ejecución de la pieza nos va a satisfacer o no.
Hoy vamos a comparar con ese método, los dos eventos políticos que recientemente han colocado en el inicio de la carrera presidencial, a dos mujeres, con la idea de encontrar información valiosa para formarnos un criterio electoral centrado.
Primera obra. - El eco nacional provocado por el éxito de la inteligente táctica corporativa de PAN, PRD y PRI para determinar quién debería encabezar el Frente Amplio por México, aún vibra en el aire.
Si tuviéramos que darle una puntuación musical, la gráfica en un pentagrama sería de Sol sostenido, o sea, una nota muy alta.
Y es que la verdad, la esperanza renació en millones de hogares mexicanos donde en los últimos cinco años de mal gobierno de Morena, han hecho presencia la muerte, la mentira, el engaño palaciego o el infortunio de la inseguridad.
Haber realizado la celebración a plena luz del día y a los pies del monumento erigido para honrar la memoria de los héroes que nos dieron Independencia habla de que hay inclinación por la luz; nos lleva a dar al evento del Frente, una clasificación de "Molto vivace", muy vivo, muy esplendoroso, muy lleno de vida y de luz.
Para Xóchitl Gálvez Ruiz, el unir miles de voces mexicanas que entonaron nuestro glorioso Himno Nacional en señal de gratitud al que, con Su dedo, escribió el eterno destino de nuestra nación, fue un cierre patriota.
Desde cuarenta y cinco metros de altura, el Ángel de la Independencia fue testigo de cómo todos los rostros repartían sonrisas; todos los asistentes se unían en consignas esperanzadoras y todos aclamaban a Xóchitl.
¡Aquello era Molto Alegro!
Para nadie hubo lugar de élite reservado; fue un obsequio a la igualdad ver cómo los dirigentes de los tres partidos estaban juntos en el centro del improvisado presídium al pie de la columna.
El discurso de Xóchitl destilaba emoción surgida de la ansiedad nacional que ya quiere ver terminada de una vez ésta época de abusos administrativos, de insolencias gubernamentales, de indiferencia al dolor de tantas muertes ocasionadas por descuidos fatales y de la interminable vergüenza diplomática ocasionada por la ligereza de la lengua mañanera.
Con la corona de laurel en la mano derecha y en la izquierda los tres eslabones de la cadena que simbolizan el fin de la dominación española, el Ángel de la Independencia parecía darnos a entender aquella mañana que, así como no lo hubo para la esclavitud, para el comunismo tampoco habrá cabida en el gobierno de México.
Ni chávez ni maduro ni Castro ni Guevara suplantarán jamás a Agustín de Iturbide, a Juan Aldama, a Ignacio Allende, a López Rayón, a Hermenegildo Galeana, a Mariano Matamoros, a Guadalupe Victoria, a Manuel Mier y Terán, a José María Morelos y Pavón, a Francisco Xavier Mina, a Nicolás Bravo, a Vicente Guerrero y, mucho menos, a Miguel Hidalgo y Costilla.
Por esa razón, aquella mañana el león y el niño que simbolizan la fuerza en la guerra y la inteligencia, respectivamente, parecían animar a toda la nación a mantenerse unida contra el enemigo que ha desvirtuado la misión original de nuestras fuerzas armadas e intenta, con libros apócrifos, adoctrinar a nuestra niñez de manera criminalmente velada hacia el comunismo.
Y ahí habló Xóchitl.
Su mensaje fue sencillo, humilde, conciliador, de Paz, de Guerra contra la corrupción, de Justicia y de Ley. Por ello, todo México se emocionó con ese discurso. Xóchitl, con su mensaje, logró inspirarnos para mantenernos unidos y para identificarnos con el nacionalismo progresista que inclusive, con su ejemplo de vida, ella pregona.
Después del mediodía, la fiesta no terminaba; flotaba en el aire de la avenida Reforma la inspiración de los precursores, el valor de los consumadores, la pasión de los caudillos, el sacrificio de los guerrilleros, el talento de los escritores, la sabiduría de los congresistas, el ejemplo ancestral de las heroínas y el sigilo valiente y patriota de los conspiradores que iniciaron la guerra de la independencia nacional.
Ante los restos de Leona Vicario, sepultada en el monumento y bajo el mismo cielo mexicano que cubre en Querétaro la sepultura de Josefa Ortiz de Domínguez, aquella histórica mañana apareció victoriosa ante toda la nación otra mujer: Xóchitl Gálvez Ruiz, la que tiene como misión rescatar a México de las manos de Morena.
Y a medida que arengaba más al pueblo de México, su pasión entusiasmaba más a Alejandro Moreno, a Marko Cortés y a Jesús Zambrano, que se encontraban juntos y muy cerca de ella. Aquello fue "in crecendo"
Aquí podemos concluir, que la obra política que promete Xóchitl para la nación, es de "¡Sol sostenido, molto vivace, in crecendo, fortisissimo!"
Segunda obra. - Tres días después, desde el obscuro ambiente de un set instalado en el interior de un hotel, la torpeza directiva de los tres partidos actualmente convertidos en opresores de México: PT, PV y Morena posponían y posponían y posponían el inicio del evento en el que darían a conocer oficialmente los números finales de una encuesta de la que todos los mexicanos ya sabían quién resultaría ganadora por voluntad presidencial.
En condiciones normales, la tardanza del inicio de un evento de esa magnitud no tiene mayor complicación para los medios de comunicación.
Pero si el inicio tardío se ve acompañado de un sorpresivo y severo extrañamiento, como de hecho lo fue por parte de uno de los participantes en la encuesta, todo cambia diametralmente y se desafina toda la orquesta. Todo esto ocurrió en una semifusa.
En segundos se les desquebrajó la armonía, se desangeló el timbre del final feliz, se les cayó el tinglado y jalando hacia el abismo de la burla política nacional a su batuta creadora, Morena se convirtió en ridículo nacional e internacional. Aquello fue políticamente impuro y rallentando.
Tratando de salvar la ya para esas horas lúgubre situación, aparecieron los dos prestidigitadores de la función: Mario Moreno y Alfonso Durazo, dando una explicación no pedida, aduciendo que el sombrero de copa no tenía nada por aquí y nada por allá. Con eso, la nota accidentalmente pasó a ser bemol.
Videos difundidos, primero en vivo y luego repetidamente hasta el cansancio por la mayoría de las cadenas televisoras mexicanas que se encontraban acaparando la atención de millones de hogares mexicanos, mostraron las imágenes de violencia generadas por policías uniformados que impidieron el acceso a la representante personal de Marcelo Ebrard y a los colaboradores que con ella al frente deberían estar presentes en salón donde se desarrollaría el conteo de los puntos acumulados por cada participante en las encuestas. Querían acceso al salón, desde donde precisamente, Delgado y Durazo dieron la explicación no pedida. Con eso, el ánimo en palacio nacional seguramente pasaba de fortisissimo a pianisissimo.
Luego de esa vergüenza inocultable, los expertos en medios ya predecían que al día siguiente la nota de ocho columnas sería del incómodo descubridor del fraude, Ebrard. Azucena Uresti desde Radio Fórmula, lo entrevistó y hábilmente lo condujo a confesar sí se saldría de morena.
Ya muy tarde, con paso de acompañamiento fúnebre, un grupo de personas apareció ante los medios de comunicación, por el lado derecho del escenario del set del hotel, hasta quedar acomodados en una sola fila; a diferencia de la unidad que había en los tres presidentes de los tres partidos del Frente Amplio por México allá en el Ángel, acá en el evento del bloque opresor de México, mandaron hasta la orilla a los presidentes del PT y del PV; les tocó pararse hasta el extremo izquierdo y bien lejos de los competidores (menos uno) y de la ganadora.
Con excepción de Claudia, quien sin dominio propio no cesaba de sonreír, los rostros de Fernández, Monreal, Velasco y López estaban demacrados, tristes, serios, apenados y molestos, obviamente porque Ebrard los había expuesto nacionalmente a todos, como comparsas. Ni en sus respectivos mensajes de adhesión se percibía entusiasmo.
Como vimos, fueron dos obras diferentes, dos actos diametralmente opuestos en su contenido, en su matiz, en su ánimo y en su dinámica.
Entre lo del Ángel y lo del hotel, México presenció el contraste fehaciente de dos perfiles políticos de mujeres muy distintas; Xóchitl, en medio de la luz del día con un exitoso Sol sostenido fortisissimo y Claudia, en medio de una penumbra nocturna, sin Himno Nacional, transitando en sentido contrario en medio de calles obscuras, cuestionada por sus propios compañeros, con un fracasado Re bemol pianisissimo.
Con estos referentes, en 2024, los mexicanos podremos decidir qué tono queremos para nuestra nación. Sol sostenido o Re bemol.