Vienen reducciones en pobreza
Lo que sabemos hasta ahora es que la pobreza por ingreso ha aumentado dramáticamente durante el sexenio de López Obrador. El último reporte oficial indica que la población en situación de pobreza por ingreso aumentó de 50% a 53%, es decir, en 5,1 millones de personas de 2018 a 2020 (Coneval).
El problema es que esos datos de pobreza por ingreso ya no son reflejo de la realidad actual y probablemente nunca lo fueron de manera sostenida. Los datos oficiales más recientes pronto serán anunciados y todo parece indicar que, en ellos, se mostrarán importantes reducciones en los niveles de pobreza por ingreso por tres razones.
Primero, las mejoras salariales. Gracias a los aumentos al salario mínimo y la implementación de las reformas laborales secundarias, los salarios han aumentado de manera histórica. Por ello, el porcentaje de los trabajadores que se encuentra en situación de pobreza ha caído, de ser 15% al inicio de sexenio a solo 13% —su menor valor desde que contamos con datos (ENOE 4T, 2005-2022)—. Así, al cierre de 2022, la pobreza laboral ha tenido su menor nivel desde 2007.
El aumento salarial observado durante el sexenio ha ocurrido tanto en el sector formal, donde el salario mínimo ha aumentado en 33% desde 2018, como en el informal, donde el salario promedio ha aumentado 7% en términos reales (Banxico, 2023 y Coneval, 2022). Gracias a estos aumentos, el porcentaje de trabajadores informales que se encuentra en situación de pobreza laboral ha pasado de ser 24% en 2018 a 21% 2022, el menor nivel del que tenemos registro (ENOE 4T, 2005-2022).
Segundo, otro elemento que está ayudando a reducir la pobreza son las transferencias en efectivo de programas sociales. Los aumentos han sido asombrosos. Hasta el 2020, las personas reportaban recibir 47% más transferencias en efectivo que en 2018 (ENIGH) y todo indica que ese dato es mayor actualmente (PEF, 2023).
Esto está reduciendo el número de personas con ingresos por debajo de la línea de pobreza. La cantidad de recursos que otorga el Gobierno actual es tan superior a la de años pasados que, aun si sus programas no están bien focalizados, ha logrado tener un impacto superior en paliar la pobreza. Por ejemplo, mientras que en 2018 el 2,7% de la población que recibía transferencias en efectivo lograba salir de la pobreza por ingresos, en 2020 el dato aumentó a ser 3,9% (ENIGH 2018-2020).
Finalmente, otro aspecto que ayudará a reducir la pobreza por ingreso es la temporalidad. El dato de pobreza oficial de México se calcula a partir de una encuesta implementada de julio a agosto de cada año par (i.e. 2020, 2022, etc.) y se da a conocer en el verano del año non subsecuente (i.e. 2021, 2023, etc.). Esto significa que el dato con el que actualmente se evalúa la política social del gobierno de López Obrador proviene de una encuesta implementada durante el pico de la pandemia y, por tanto, no refleja el devenir sistémico de la economía mexicana, sino una crisis temporal.
La próxima medición de pobreza, que se dará a conocer este año, provendrá de una economía en recuperación. Por ello, los datos serán mucho más halagüeños. Esto ya comienza a sentirse. De hecho, desde 2020 a la fecha, el ingreso laboral per cápita ha aumentado en 14% en términos reales y la pobreza laboral ha vuelto al nivel que tenía en 2018 (Coneval). Incluso, en algunas ciudades intermedias como Acapulco, Tijuana y Torreón, incluso se encuentra en niveles muy por debajo del que se tenía a inicio del sexenio.
Estos tres aspectos serán de mucha ayuda para reducir la pobreza porque la principal razón por la que los mexicanos son pobres son sus bajos ingresos. Hace varias décadas, cuando las medidas de pobreza oficiales se crearon, la principal razón por la que los mexicanos eran pobres era tener carencias básicas como falta de drenaje, electricidad o vivir en casas de pisos de tierra. Los Gobiernos de la época se dedicaron a resolver esos problemas y fueron efectivos. Sin embargo, en los últimos años, las causas de la pobreza cambiaron y se volvieron cada vez más relacionadas con el nivel salarial. Con ello, reducir la pobreza se volvió más difícil, pues escapaba de aspectos puramente públicos y tocaba al sector privado.
López Obrador hizo lo correcto cuando enfocó los esfuerzos de su Gobierno en políticas que mejoraran los ingresos de las personas. Él sabía y entendió que esa era la llave para reducir la pobreza en México. Este año por primera vez veremos los efectos de ello en las cifras de pobreza por ingreso que se den a conocer en unos meses.
Sin embargo, no todo serán buenas noticias. El talón de Aquiles de la cruzada de López Obrador por reducir la pobreza será el sistema de salud. Su decisión de cancelar el seguro popular ha hecho que muchas personas se reporten como carentes de acceso a servicios de salud. Ni el INSABI, ni el IMSS Bienestar han logrado convencer a la sociedad de que están cubiertas de la misma manera en la que lo hacía el seguro popular.
Así, la cancelación del seguro popular hizo que de 2018 a 2020 la carencia en el acceso a la salud casi se duplicara, pasando de afectar al 16% de la población a afectar al 28% (Coneval). Es improbable que, con el presupuesto actual que ha sido asignado a salud, esa tendencia se haya revertido. De hecho, datos preliminares muestran un incremento preocupante en la carencia de acceso a la salud y la posible desatención de hasta el 43% de la población (ENOE 1T 2022). Si este dato se comprueba, la pobreza por ingreso disminuirá, pero la pobreza multidimensional podría aumentar, incluso a niveles superiores a los del año 2020.
La tragedia será que López Obrador habrá dado un paso adelante al aumentar los salarios, pero dos pasos atrás al reducir la cobertura del sistema de salud.