Columnas - Mons. Juan Nicolau

Vivir a la defensiva

  • Por: MONS. JUAN NICOLAU
  • 03 ENERO 2022
  • COMPARTIR
Vivir a la defensiva

El tema del secuestro y el testimonio de víctimas de este delito impactan no solo a  quienes desgraciadamente lo viven también a quienes los rodean. Cuando escuchamos las desgarradoras experiencias de las víctimas el impacto es aterrador. Cuando los agentes policiacos que investigan el crimen, o los procuradores de justicia que llevan al criminal a corte y logran la máxima de las sentencias  pueden ser un respiro per jamas aliviaran el dolor y las huellas de la amarga experiencia.

Los detalles a los que prestan atención. 

En dos casos, donde las víctimas fueron secuestradas a la luz del día; se comprobó que no tenían relación alguna con los perpetradores del secuestro. No era un de represalía por alguna actividad ilegal realizada por algún familiar. De una forma completamente aleatoria fueron privadas de su libertad.

Una cosa que dejan clara los expertos en criminología acerca de cómo actúan los perpetradores de un crimen es que los criminales no escogen a sus víctimas al azar. Existe un perfil de la víctima que los favorece. Buscan una presa fácil, aquella que puedan someter con el menor esfuerzo.

Hay comportamientos obvios que marcan a "una buena víctima". Llevar consigo grandes cantidades de dinero en efectivo y mostrarlo sin pudor, usar joyas ostentosas, frecuentar lugares propicios para el crimen como andar por sitios oscuros y apartados a solas.

Pero hay otros aspectos más sutiles que marcan a las futuras víctimas de un crimen, y están relacionados con su estilo de vida, el tipo de personas que frecuenta, su manera de hablar, y ciertos aspectos de su personalidad, como por ejemplo la timidez, su postura, su manera de caminar, en fin todas las señales no verbales de comunicación que proyecta una persona.

Los estudios que se han llevado a cabo sus posibles fechorías. 

Los criminales notan cuando una persona muestra un comportamiento desorganizado, distraído, titubeante, y al igual que en la naturaleza, donde el depredador escoge al más lento y vulnerable de la manada para comérselo,

los malhechores suelen atacar a quienes se apartan de los demás, que evitan llamar la atención, que suelen esquivar la mirada de los demás y sobre todo que no serían capaces de dar pelea al momento del ataque.

Para reducir las posibilidades de ser una víctima de un crimen los expertos recomiendan prestar atención a nuestro alrededor, si algo no parece normal, o percibimos algo sospechoso no dudar en comunicarlo a algún familiar o la misma autoridad, más vale ser precavido y parecer exagerado con nuestra seguridad, que terminar siendo parte de la estadística de víctimas de un crimen.

El mundo actual no nos ha dejado otra opción más que  que vivir a la defensiva. Vive un día a la vez! ... ignite the moment!... Y recuerda que Dios te ama y yo también. Msgr. Juan Nicolau, Ph. D. STL. Sacerdote jubilado de la Diócesis de Brownsville. 

Es psicoterapeuta familiar y consejero profesional con licencias.

Continúa leyendo otros autores

DEJA TU COMENTARIO