¿Y la agenda del país?
Sigue avanzando el proceso electoral que tendrá su momento culminante en la jornada del próximo domingo 6 de junio. Los partidos van delineando sus estrategias, los nombres de los candidatos y candidatas van surgiendo. Se conforman alianzas y se pulen los eslogans que se harán llegar a los electores.
Pero siguen sin aparecer las propuestas de fondo que nos permitan a los ciudadanos decidir con fundamento sobre el sentido de nuestro voto.
No he leído, de parte de los partidos, un señalamiento claro en torno a los desafíos económicos. No hay propuestas sobre empleos de calidad, ampliación de la base tributaria y simplificación del sistema fiscal, sobre endeudamiento público a nivel federal, estatal y municipal, sobre competitividad económica, sobre desarrollo de infraestructura más allá de los personales proyectos que tanto nos cuestan a los contribuyentes (la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya), etcétera.
No hay ninguna propuesta sustancial sobre la forma en la que se debería hacer frente a la calamidad de la incidencia delictiva que cada año, según datos del Inegi, afecta a 30% de la población del país. No se ha conocido ninguna propuesta seria al respecto.
Incluso en el ámbito de la justicia, en el que tanto trabajo queda por realizar, la mayor reforma que está en curso ha tenido que provenir de adentro del propio poder judicial, pues tal parece que los partidos están ayunos de ideas y de propuestas.
Necesitamos que el proceso electoral en curso sirva para proponer opciones para el crecimiento del país. Lo más natural y esperable, es que vinieran del lado de la oposición, aunque algunos partidos siguen demostrando que prefieren rodearse de las "viejas glorias" de la política nacional en vez de buscar cuadros que tengan la formación suficiente para criticar y hacer propuestas viables, rigurosas y asequibles para México.
Del partido en el gobierno y de sus candidatos seguramente vendrán pocas propuestas, pues sus integrantes suelen estar atentos solamente a las señales que les manda su líder máximo.
En todo caso, los ciudadanos tenemos un papel esencial que jugar. Si las propuestas no provienen de los políticos, tendremos que confeccionarlas nosotros, presentárselas y pedirles que se definan a favor o en contra. Los centros universitarios, las organizaciones sociales, los colegios y barras de abogados, las asociaciones de economistas y contadores, los colegios de arquitectos e ingenieros, cuentan con muchísimo talento humano que deberá paliar las insuficiencias de los políticos, siempre tan enfocados en seguir medrando en algún cargo y continuar cobrando del erario. Al país le urgen ideas y propuestas, vengan de donde vengan. Ojalá no nos demoremos en generarlas.
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