"Resistencia a los antibióticos: la pandemia silenciosa que amenaza nuestra salud y futuro"

Como médica comprometida con la salud de nuestra comunidad en Reynosa, me veo en la necesidad de abordar un tema que, aunque no siempre visible, está afectando la vida de nuestros seres queridos: la resistencia a los antibióticos. Este fenómeno, que ocurre cuando las bacterias desarrollan mecanismos para evadir la acción de los mismos, pone en riesgo la eficacia de tratamientos médicos fundamentales y puede llevar a infecciones que antes eran fácilmente tratables a situaciones potencialmente mortales.
En la actualidad, estamos siendo testigos de una creciente aparición de enfermedades nuevas y de la proliferación de superbacterias, microorganismos resistentes a múltiples antibióticos que complican el tratamiento de infecciones comunes. Además, la circulación de virus y bacterias en nuestra población está provocando enfermedades respiratorias y gastrointestinales, algunas propias de la temporada y otras exacerbadas por los cambios climáticos al pasar de la primavera al verano. Estos factores, combinados con el uso indebido de antibióticos, están acelerando el proceso de resistencia y poniendo en riesgo la salud de nuestra comunidad.
¿Por qué es importante hablar de la resistencia a los antibióticos?
La resistencia a los antibióticos es una de las amenazas más graves para la salud pública mundial. Cada año, millones de personas en todo el mundo sufren infecciones que no responden a los tratamientos convencionales debido a la resistencia bacteriana. En México, esta situación es particularmente preocupante. Se estima que alrededor del 80% de la población practica la automedicación, lo que incrementa el riesgo de desarrollar bacterias resistentes. Además, el mal manejo de los desechos farmacéuticos, como el vertido de medicamentos en aguas residuales, permite que los antibióticos lleguen al medio ambiente, favoreciendo la proliferación de bacterias resistentes que pueden regresar al ser humano a través de los alimentos.
Casos alarmantes en nuestro país
Recientemente, México ha sido testigo de brotes letales causados por bacterias resistentes. Un ejemplo es el brote de Klebsiella oxytoca en hospitales del Estado de México, que resultó en la muerte de 13 niños y la hospitalización de otros siete. Esta bacteria, resistente a múltiples antibióticos, es especialmente peligrosa para pacientes inmunodeprimidos y puede causar infecciones graves, como sepsis y neumonía. El origen del brote se sospecha que está relacionado con la contaminación de soluciones intravenosas de nutrición parenteral total. La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) ha suspendido la distribución de este producto y continúa investigando la fuente exacta del brote.
Impacto en la salud de los pacientes
Las infecciones resistentes pueden complicar procedimientos médicos comunes, como cirugías, tratamientos oncológicos o el cuidado de pacientes con enfermedades crónicas. Por ejemplo, ha causado brotes letales en hospitales mexicanos, afectando principalmente a niños prematuros y pacientes inmunodeprimidos; además incrementa la mortalidad, especialmente en adultos mayores. Se proyecta que para 2050, las muertes atribuibles a infecciones resistentes podrían superar los 10 millones anuales a nivel mundial, superando a enfermedades como el cáncer.
Consecuencias económicas
La resistencia a los antibióticos también tiene un impacto económico significativo. Se estima que, de no tomarse medidas, las pérdidas económicas podrían superar los 100 billones de dólares para el 2050, debido a tratamientos más largos, hospitalizaciones prolongadas y el uso de medicamentos más costosos.
¿Qué podemos hacer como comunidad?
La lucha contra la resistencia a los antibióticos requiere un esfuerzo conjunto. Como profesionales de la salud, debemos promover el uso racional de estos medicamentos, prescribiéndolos solo cuando sea necesario y en las dosis adecuadas. Es fundamental educar a la población sobre los riesgos de la automedicación y la importancia de completar los tratamientos prescritos. Además, debemos implementar medidas de control de infecciones en hospitales y centros de salud, y fomentar la investigación para el desarrollo de nuevos antibióticos y alternativas terapéuticas.
Como ciudadanos, es esencial evitar la automedicación y no compartir antibióticos con otras personas. Si se nos prescribe un antibiótico, debemos seguir las indicaciones del médico y completar el tratamiento, incluso si nos sentimos mejor antes de terminarlo. También es importante desechar adecuadamente los medicamentos vencidos o no utilizados, evitando su acumulación en el hogar.
Reflexión final: La resistencia a los antibióticos es una amenaza real y creciente que requiere la acción conjunta de profesionales de la salud, autoridades y la sociedad en general. Es esencial promover el uso responsable de estos medicamentos y adoptar prácticas que prevengan la propagación de bacterias resistentes. Solo a través de un esfuerzo colectivo podremos garantizar que los antibióticos sigan siendo efectivos en el tratamiento de infecciones y proteger la salud de las generaciones futuras. Es responsabilidad de todos contribuir a la solución de este problema, comenzando por informarnos y educarnos sobre el uso adecuado de los antibióticos. Recuerda: el uso responsable de los antibióticos salva vidas.