Homenaje a Rosario Castellanos por su centenario en el Colegio Nacional
Familiares y académicos resaltan la vigencia y relevancia de la obra de Rosario Castellanos en el homenaje por su centenario.
La escritora Rosario Castellanos (1925-1974) recibió el viernes un homenaje, por su centenario, en la institución que alguna vez la rechazó: El Colegio Nacional.
"Ahora sabemos, por las cartas con su entrañable amigo Raúl Ortiz, que se acaban de publicar, que Rosario Castellanos estuvo en algún momento postulada para entrar al Colegio Nacional. Quedó Carlos Fuentes. Otra historia sería si hubiera quedado Rosario Castellanos", comentó la poeta Sara Uribe, coordinadora de la Cátedra Extraordinaria Rosario Castellanos de Literatura y Géneros.
El escritor Juan Villoro señaló al respecto que los procesos de selección en El Colegio Nacional son arduos y que probablemente en una segunda o tercera votación Castellanos habría sido aceptada.
En aquella época -los años 70- El Colegio Nacional era misógino y ninguna mujer formaba parte de la institución, recordó.
"Esto se ha ido corrigiendo", dijo, "todavía nos falta equilibrarnos, pero al paso que vamos, dentro de 10 años la mayoría serán mujeres, lo cual me parece muy sano en este colegio".
"Y más allá de lo anecdótico, lo que nos dice Sara Uribe es muy significativo, porque la valoración de una autora o de un autor, muchas veces tarda en encontrar su justa proporción", añadió Villoro, coordinador de la mesa que también reunió a la narradora Silvia Molina; a la directora de la Cátedra Alfonso Reyes del Tecnológico de Monterrey, Ana Laura Santamaría, y al analista de política nacional e internacional Gabriel Guerra Castellanos, hijo de la celebrada autora.
"Abundan", prosiguió Villoro, "los casos de escritores que solamente tiempo después se han convertido en clásicos de una literatura, y creo que esta mesa contribuye a la reinterpretación de Rosario Castellanos, que es muy, muy necesaria, y que sigue suscitando discusiones".
En el homenaje, Molina y Uribe destacaron el talante libertario de la autora de "Balún Canán", quien también pugnó por la libertad de los lectores.
"No se trata solo de buscar la libertad de quien practica el oficio de la escritura", explicó Uribe, "sino también de quien lee. La autora lo escribe, literal: 'se escribe para dirigirse a la libertad de los lectores y requerirla'".
Para Castellanos, la función de quien escribe consiste en obrar de manera que nadie ignore al mundo y que nadie pueda ante el mundo declararse irresponsable.
"Fíjense cuánta responsabilidad asume Castellanos y coloca en manos de ella misma como escritora y de quienes vamos tras sus pasos en el oficio", anotó.
Santamaría definió a la escritora chiapaneca como una especie de caja de resonancia en la que sus preocupaciones adquirieron diferentes formatos.
"Su preocupación por el mundo indígena, por los más vulnerables, su indignación frente a los pobres, frente a las injusticias de las mujeres, tomó forma tanto en su poesía como en sus cuentos, como en sus ensayos, como en su trabajo periodístico. Sus preocupaciones filosóficas sobre qué es lo efímero, qué es lo trascendente, la autenticidad del ser y las máscaras del ser también resuenan en sus géneros", detalló la académica, quien propuso que la obra de Castellanos se estudie también en las facultades de filosofía, no solo en las de letras.
Gabriel Guerra Castellanos subrayó la vigencia en la obra de su madre.
"Leyéndonos o releyéndolos (sus textos) de repente no puede uno dejar de preguntarse: '¿esto se publicó hace 70 años o 75 años o se publicó antier?'"
Esta pregunta tiene cabida lo mismo en temas que atañen a las élites intelectuales, al machismo oculto o a los pueblos indígenas, ejemplificó.
"Ahora doblemente revivido (este último) tema, porque jamás hubiera uno pensado que la llegada de un indígena a la Suprema Corte de Justicia de la Nación fuera a levantar tal revuelo como el que ha levantado, más que la elección, más que el procedimiento, más que la reforma, ¡qué escándalo para muchos!"
La obra de Rosario Castellanos trascendió en el tiempo porque la también novelista, dramaturga, poeta y traductora no personalizó, consideró el politólogo.
"Incluso cuando escribe de 1968 en Excélsior o en su poema memorable de la noche de Tlatelolco, no habla de personas y por lo tanto los textos pueden seguir aplicando a tantas circunstancias que siguen estando con nosotros hoy. Creo que ahí hay una lección; no es dada al vituperio, no es dada a la altisonancia y de nuevo ahí podría haber una lección para más de uno que hoy cree que la democracia se defiende desde las trincheras de Facebook o de X", contrastó.
El homenaje puede seguirse en el canal de YouTube de El Colegio Nacional.