Análisis profundo de las conferencias matutinas de AMLO
Opiniones divididas sobre el impacto de las mañaneras en el gobiernoEn una nueva edición de Con los de Casa, David Aponte, director general Editorial de EL UNIVERSAL, junto con la columnista Maite Azuela y Luis Estrada de la consultoría SPIN analizaron el papel de las "mañaneras" de AMLO.
A 53 días de que termine el gobierno del actual presidente Andrés Manuel López Obrador y con un restante de alrededor 40 "mañaneras", David Aponte considera que estas conferencias de prensa han cumplido sus objetivos en fines políticos.
Para Luis Estrada, "las mañaneras" no fueron el arma secreta del gobierno de López Obrador, sino los programas sociales que le ayudaron a atraer simpatizantes morenistas.
"Yo creo que más que servirle políticamente era un espacio que un narcisista ocupa para escucharse a sí mismo", sostuvo Maite Azuela, sin embargo, reconoció dos fenómenos que no sabe si la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, logrará sostener: dominar la narrativa y posicionar frases como "abrazos, no balazos" o "me canso ganso".
Respecto al planteamiento de la presidenta electa de continuar realizando una "mañanera" de manera semanal, el integrante de SPIN explicó que han estado valorando no darle seguimiento a esta iniciativa, "después de seis años hemos notado que éstas no son conferencias, son un ejercicio de propaganda", aseguró.
Al parecer de Maite Azuela, estas conferencias fueron un mecanismo para golpear a la prensa mexicana, descalificar el trabajo de los medios de comunicación y, principalmente, poner en riesgo a los periodistas.
Ante el papel que tomará AMLO cuando deje la presidencia; a David Aponte, Maite Azuela y Luis Estrada les intriga cómo aguantará el presidente para no adentrarse en el gobierno de Sheinbaum.
Para finalizar, Estrada explicó que espera que en las últimas "mañaneras", AMLO se concentré en rematar las cosas positivas de su gobierno y evadir problemas.
"Creo que seguirá intentando empujar la Reforma Judicial y la desaparición de órganos autónomos. Fue una experiencia de seis años muy tediosa que nos obligó a los analistas a revisar desde otra perspectiva cómo funcionan las narrativas colectivas", concluyó Maite.