¿Distraídos o con TDAH? Llaman a detección oportuna
Conoce la realidad del TDAH y cómo abordarlo de manera integral según un especialista en neuropediatría.
Un creciente número de personas se niega a aceptar que el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) sea una condición real, movidas principalmente por estigma, mitos y desinformación.
Esta tendencia a cuestionar que siquiera exista tal trastorno, del que este 13 de julio se conmemora el Día Internacional, cobra fuerza alrededor del mundo a raíz de quienes culpan a los docentes de querer mantener quietos a los menores en las aulas, entre ellos padres que rechazan convertir a sus hijos en "zombies", detalla el neurólogo pediatra Antonio Rizzoli.
"Un gran reto al que se enfrentan diferentes países, incluido México, es concientizar que la medicación (para tratar TDAH) no es para dopar, no es para drogar, no es para quitar la esencia de la vida o el joie de vivre, o sea, la alegría de vivir", subraya en entrevista Rizzoli, coordinador del área de Discapacidad, Desarrollo infantil y Rehabilitación de la Asociación Internacional de Pediatría.
"El medicamento no está diseñado para tener sedadas a las personas, sino para ayudar a que se desarrollen de forma integral", añade el especialista, afirmando, enfático: "Sí, el TDAH existe, es una condición neurobiológica con un componente de heredabilidad de cerca del 50 por ciento".
El problema, juzga el neuropediatra, lo han provocado todos aquellos que "no ven personas, sino etiquetas"; es decir, quienes catalogan de inmediato con TDAH a niñas y niños inquietos o distraídos, lo cual deriva en sobreprescripción y mal uso de los fármacos establecidos como tratamiento, especialmente el metilfenidato -estimulante del sistema nervioso central-.
"El reto que tenemos es que no hay que mal diagnosticar a estas personas que tienen distractibilidad alta, y no tendríamos por qué medicarlas ya que no necesariamente tienen un trastorno", apunta Rizzoli, sin descartar que no porque no sea TDAH significa que no haya que brindar atención o apoyo especializado.
Algo que también contribuye a que se desestime como un trastorno real es el hecho de que no existe una prueba de laboratorio o un estudio definitivo para corroborarlo; "el electroencefalograma no sirve, la resonancia magnética o sirve", expone Rizzoli, refiriendo que el diagnóstico es clínico y se realiza a través de preguntas y observación de la conducta.
Por ejemplo, para poder considerar que realmente se trata de TDAH, debe valorarse si las distracciones, olvidos e incapacidad de concentración, entre otros aspectos, están afectando en dos de tres esferas de la vida: la académica o laboral, la social y la personal. Y no de forma reciente, sino como una constante en el tiempo.
"Si a la pregunta de cuándo empezó (cierta persona) a tener problemas de atención o a estar muy inquieto te dicen con una fecha específica 'hace seis meses', investiga qué pasó hace seis meses porque probablemente no sea TDAH", dice Rizzoli, aunque también señala que en algunos casos el trastorno no se manifiesta sino hasta que se enfrentan presiones como las de la universidad o la paternidad.
"No todos los que dicen que tienen TDAH lo tienen, ni todos los que creen que son solamente distraídos no lo tienen", sostiene el experto, con un exhorto a acudir al psiquiatra, con un pediatra del desarrollo o el mismo médico general si es el caso que dos o más esferas de la vida están siendo afectadas.
Tal invitación no es fortuita, pues está el riesgo de que esta condición sea infradiagnosticada, sobre todo dada la postura de adultos que creen que si ellos pudieron crecer "sin problemas" lo mismo podrán hacer sus hijos, subestimando los retos asociados a la capacidad de concentración, misma que puede mejorar con el tiempo, si se dan intervenciones tempranas.
Y, por supuesto, también persiste el problema de la inequidad en el acceso a los servicios para las mujeres. En este caso, explica Rizzoli, debido a que mientras en un niño que no se está quieto de inmediato se sospecha que sea TDAH, cuando una niña permanece inmóvil con la mirada fija en la nada haya comentarios del tipo "Es que está enamorada" o "está en sus pensamientos".
"Puede ser que la niña tenga déficit de atención y tal vez no se note", ilustra el neuropediatra, quien insiste en la importancia de valorar apropiadamente cada caso. "La solución no es medicar a todos, es entender a las personas".
¡Ojo con estas pistas!
El TDAH es una condición del neurodesarrollo que implica dificultades en la atención focalizada, presente en el 8.8 por ciento de la población mundial, de acuerdo con un reporte publicado por la OMS en junio de 2022.
Se han definido tres tipos:
- Con hiperactividad. Las personas con estos rasgos tienen mucha energía, se mueven constantemente, y les cuesta trabajo estar quietos y controlar sus impulsos.
- Con inatención. Son personas distraídas, usualmente pierden cosas y pueden parecer tímidos.
- Combinado. Pueden ser personas impulsivas o hiperactivas y a la vez distraídas.
Las personas con este trastorno tienen dificultades con las llamadas "funciones ejecutivas", como:
- La memoria de trabajo
- La planificación
- La flexibilidad
- Toma de decisiones
- La inhibición
- Estimación temporal (calcular el paso del tiempo)
Señales de alerta
En ocasiones calificados como niños problemáticos y desobedientes dada la dificultad que tienen para controlar su comportamiento, los menores con TDAH pueden presentar estas señales:
Inatención
- Parecieran no escuchar cuando les hablan.
- No completan las instrucciones que reciben.
- Olvidan labores y tareas cotidianas.
- Se distraen fácilmente con estímulos a su alrededor.
- Evitan actividades que requieren sostener un esfuerzo mental.
- Pierden sus cosas.
- No prestan atención a los detalles y cometen muchos errores en las tareas escolares.
Hiperactividad
- Se paran, saltan y corren sin razón alguna.
- Hablan en exceso e interrumpen a otros.
- Impacientes para esperar su turno.
- Trepan muebles y objetos.
Impulsividad
- Interrumpen bruscamente su actividad y la de otros.
- Exigen las cosas al momento.
- Hacen comentarios inadecuados.
- Tienen dificultad para controlar sus emociones, y para pensar antes de actuar.
- No consideran las consecuencias de sus actos.
- Se aburren fácilmente.
FUENTES: UNAM, Universidad Iberoamericana