Bipolar

El médico recién graduado examinó con una lupa la entrepierna de su furibundo paciente y le dijo: "Discúlpeme, don Jolilo. Yo pensé que ese medicamento lo único que reducía de tamaño era la próstata". Estamos felices y contentos porque Trump, en vez de darnos 30 o 40 garrotazos, como a otros, nos ha dado solamente 10. El mal que sufren los demás nos sirve de consuelo, y ya se sabe a quién consuela el mal de muchos. Chivo en cristalería, el desquiciado yanqui da palos de ciego con su big stick, que acabará golpeándolo a él mismo. Es común oír hablar de hombres y mujeres bipolares, cuyo humor cambia de un momento a otro y que se vuelven un problema, cuando no un tormento, para aquéllos que tienen la desgracia de convivir con ellos. Son enfermos necesitados de la ayuda de un siquiatra. Pues bien: no se requiere ser analista consumado para saber que Trump es polipolar, si me es permitido el empleo de ese término. Imposible resulta predecir lo que hará o dirá hoy, y que quizá mañana olvidará para hacer o decir lo contrario. Nosotros aquí tuvimos un trumpito, un pequeño Trump semejante al otro en la prepotencia, la ignorancia y el desprecio a la ley, sólo que éste hundió nada más a un país, el nuestro, y el Trump grandote amenaza con hundir al mundo, y con él a la nación que en mala hora llegó a gobernar. Cuando en hora aún más mala López Obrador ganó la elección presidencial hizo inmediatamente ostentación de su poder con una acción desorbitada que causó gravísimo daño a México: la cancelación del aeropuerto de Texcoco. Trump está mostrando su dominio sobre las naciones imponiéndoles sus caprichosos aranceles, carentes de racionalidad y de equilibrio. "Es lo mismo el pinto que el colorado", reza el dicho. También son muy parecidos el morado y el amarilloso. Eso explica el buen entendimiento que hubo entre AMLO y el ocupante de la Casa Blanca, a más de la ignominiosa sumisión que el tabasqueño mostró siempre ante el prepotente yanqui. Asinus asinum fricat, decían los latinos en alusión a quienes son iguales. El asno se frota con el asno. Hago la pertinente aclaración de que la cita de esta frase no lleva ánimo de ofensa para ninguna de las dos partes. Esperemos nuevos golpes venidos de la caprichosa voluntad del turbulento gringo. Doña Tunina -Saturnina-, la esposa de don Morro, pasó frente a una tienda de mascotas y vio varios pericos en sus respectivas jaulas, cada una de las cuales tenía un letrero con el precio del ave: 3 mil pesos, 2 mil pesos, mil. Había un loro, sin embargo, cuyo precio asombró a la señora: 25 pesos. Le preguntó al encargado: "¿Por qué ese perico es tan barato? ¿No habla?". "Sí habla -respondió el hombre-, y hasta de más. Estaba en una casa de mala nota, y aprendió las palabras que ahí se usan. Nadie lo quiere, por eso lo puse a precio de remate". "Me lo llevo -dijo doña Tunina, divertida-. ¡Cómo se van a reír con él mis amigas!". El dueño de la tienda cubrió con un trapo la jaula del maldiciente loro, y la compradora lo llevó consigo después de pagar por él la bicoca que costaba el pajarraco. Ya en su casa destapó la jaula. El cotorro se limpió las lagañas con la punta de las alas, volvió la vista a su alrededor y dijo: "Nueva casa". Vio a doña Tunina y declaró: "Nueva madama". ("Madama" es el nombre que recibe la mujer que regenta un lupanar. También se le llama "mariscala", "mamasanta" y, en México, "madrota", que es término vulgar y malsonante). Entraron las hijas del matrimonio y señaló el perico: "Nuevas muchachas". En eso llegó don Morro, el esposo de doña Tunina. Lo vio el cotorro y exclamó con alegre familiaridad: "¡Hola, señor Morrito!". FIN.
MANGANITAS.
Por AFA.
".Claudia Sheinbaum anuncia los Chocolates para el Bienestar.".
Me parece cosa rara
eso de la Presidenta.
¿Qué ese producto no cuenta
en la comida chatarra?