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Cinco claves para entender el Paquete Económico 2026

  • Por: RICARDO MONREAL
  • 18 OCTUBRE 2025
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Cinco claves para entender el Paquete Económico 2026

El Ejecutivo federal, por conducto de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), entregó recientemente a la Cámara de Diputados el Paquete Económico para el ejercicio fiscal 2026 (PE 2026) para su discusión y eventual aprobación. A diferencia del aprobado el año anterior, el actual contiene las prioridades para la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum. Se percibe una profundización en varias dimensiones y cambios importantes.

Principales variables macroeconómicas y factores para su buen desempeño

Según el escenario esperado por la SHCP para el año 2026, se prevé que la economía del país tenga un mayor dinamismo con base en una demanda interna robusta a través de mayores niveles de inversión pública y privada, y, en particular, del consumo privado. Como motor del crecimiento económico, este se verá fortalecido por la generación de empleos, el aumento de los salarios reales y la expansión de la protección social. Por el lado del sector externo, se esperan efectos positivos derivados del desempeño optimista pero moderado de la actividad industrial de Estados Unidos (EE UU) en los sectores integrados con México (electrónicos, maquinaria y aeroespacial). Aquella se verá favorecida por el adelanto de las importaciones, menores costos logísticos y la reducción de las tasas de interés, así como una menor incertidumbre.

Considerando lo anterior, para el año entrante, en el Paquete se estima que el Producto Interno Bruto (PIB) crecerá entre el 1,8% y el 2,8%, dentro de cuyo rango se emplea la estimación puntual del 2,3% para fines de cálculo de los ingresos públicos. El sector privado encuestado por Banxico en agosto del año en curso anticipa un repunte del 1,3% para 2026, por lo que la cifra del PE 2026 puede considerarse realista y oportuna. Además, el desempeño de otras relevantes variables sería el siguiente: se prevé un escenario de menor inflación (del 3%) y, por tanto, una menor tasa de interés del 6% a finales de 2026; en materia cambiaria, se proyecta un tipo de cambio promedio de 19,3 pesos por dólar, más competitivo que el estimado para finales de 2025 (de 19,6 pesos por dólar), que considera la postura de la política monetaria, y mayores ingresos por turismo y remesas; el precio del petróleo se estima en 54,9 dólares por barril, con una producción promedio de un millón 794.000 barriles diarios, lo que permitiría que los ingresos petroleros se situaran en 3,1 puntos porcentuales del PIB. Finalmente, la cuenta corriente tendría un mayor déficit de alrededor del 0,6% del PIB.

Más allá de lo que indican estas relevantes cifras, podemos destacar los factores —contemplados en el PE 2026— que incidirían en la mayor dinámica económica que se espera para 2026: la consolidación de obras de infraestructura con enfoque productivo, que estimulen el crecimiento económico regional y fortalezcan los encadenamientos locales; las mejoras en las condiciones financieras impulsadas por una política monetaria que reduzca las tasas de interés; y el afianzamiento del Plan México como catalizador del desarrollo

Mayores ingresos de los hogares y de la población en situación de vulnerabilidad

La política de gasto para 2026 propuesta por el Paquete Económico de la presidenta Sheinbaum mantiene el enfoque en un modelo de desarrollo con bienestar, con prioridad en la ampliación de derechos sociales y el impulso a la inversión productiva. De ahí que se privilegien los programas sociales, la infraestructura estratégica y los servicios esenciales. El propósito declarado por el Ejecutivo federal es reducir las desigualdades y promover la justicia social a través del gasto público. Se trata de una búsqueda para consolidar el gasto público como un instrumento clave para materializar los compromisos del Plan Nacional de Desarrollo 2025–2030 y fortalecer las bases de una economía justa e incluyente.

En la clasificación funcional del gasto programable —que se distribuye conforme a tres finalidades socioeconómicas—, se mantiene la prioridad de asignar más recursos a la finalidad de Desarrollo Social, que contaría con el 69,3% del gasto programable. En monto, ascendería a 4,9 billones de pesos, que es mayor en 189.835 millones de pesos de 2026, y 4% real más que en 2025. La gran mayoría de los recursos adicionales se dirige a Protección Social, Salud y Educación. Tal distribución refleja la prioridad del proyecto hacia la continuidad y profundización de la política social.

Esto último se percibe también, desde otro punto de vista, en el presupuesto de 674.510 millones de pesos que se prevé orientar para el ramo Bienestar, cuyo monto, en conjunto, es superior en 12,4% a lo aprobado en 2025 y que se distribuye en 12 programas presupuestarios, que en su mayoría (en un 89,9%) se destinarían a los programas Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores y —como programa insignia actual, dada la relevancia en el gasto del ramo— Pensión Mujeres Bienestar.

El comportamiento del mercado laboral es otra de las variables que se vincula al cumplimiento de la mejora de los ingresos de los hogares y de la población. De acuerdo con los Criterios Generales de Política Económica 2026, se espera que se vigorice la generación de empleo formal, ante un repunte en la inversión nacional, derivado de una disminución de la incertidumbre a nivel global y una mejor posición en el comercio exterior.


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