¿En dónde quedó la Alternancia?
Encauzar a los diputados de la fracción parlamentaria de Morena es sin duda uno de los retos más fuertes que tiene el gobernador electo Américo Villarreal Anaya.
Dividir para vencer, no es lo más indicado en estos tiempos.
Nuevamente fuimos espectadores del desorden, la falta de civilidad, de educación y de ingobernabilidad que impera en el estado de Tamaulipas.
Cual si fuera un mercado de frutas y verduras, miembros afines de Morena entre manotazos, gritos y empujones, tomaron la Tribuna del Congreso local, ante la inconformidad por los nombramientos de las presidencias en las Comisiones y por el simple gusto de imponer la ley del garrote o del más fuerte.
Verlos da vergüenza ajena, sin importar a cuál partido pertenecen, y denotando la falta de educación, valores y la investidura que representan.
¿En qué momento los morenistas se sienten la voz unilateral de la verdad y del pueblo?
Si bien estamos hartos de las corruptelas, eso no da pie para pasar por encima de la ley, porque si señores nos guste o no los diputados en todas sus fracciones y partidismos son un poder, el poder de la defensa del pueblo, no de unos cuántos afines a grupo.
Pero el problema no radica tanto en el color ni el nombre de tal o cual partido, sino en la intolerancia, y la falta de respeto por la diversidad de gustos y opiniones de los demás.
Así nunca se llegara a un acuerdo, ni a la alternancia que merecemos.