La culminación de un sueño
Desde niña fue romántica y soñadora. En su diario registré cómo, cuando la cargué y vi sus ojos por primera vez, percibí en ella un espíritu muy dulce, muy tierno, y así fue toda su niñez. Al crecer, algunos golpes que la vida le propinó la hicieron volverse un poco dura, pero su romanticismo nunca murió. En su perfil de whatsapp, desde hace algún tiempo, había puesto la frase "Te juro que existe, existe ese lugar". Y a mí me parecía que, más que decírselo a alguien más, se lo estaba diciendo a ella misma, para no perder la esperanza y seguir creyendo que existía ese lugar en el que sus sueños podrían realizarse, a pesar de lo dura que la vida había sido a veces con ella.
Me emocioné mucho cuando en una ocasión me dijo que uno de sus sueños era formar una familia como la que su mamá y yo habíamos formado. Y me emocioné más cuando en otra ocasión me dijo que le había dicho a una amiga "yo no quiero conformarme con menos que un hombre que trate a mis hijos como mi papá nos trató a nosotros".
Bellos sueños en su corazón, que en momentos pareció que serían imposibles de alcanzar. Yo la observaba nadar a veces contra corriente y solo me restaba apoyarla en lo que podía y alentarla a no dejar de "brazear" y "patalear" con todas sus fuerzas. Y recordaba las palabras de Tom Hanks en la película "Náufrago" cuando dijo "Yo sabía que tenía que continuar con vida mientras estaba en la isla. Tenía que seguir respirando, aunque no sabía por qué. Mi lógica me decía que yo no volvería a la civilización, sin embargo, había como un instinto que me decía que tenía que seguir respirando. Y un día, la marea me trajo una vela y pude salir de la isla". Así que en mi corazón solo le pedía que siguiera respirando, con la fe de que algún día la marea le traería algo bueno a mi hija.
Coincidir
Y un buen día, así como de la nada, algo ocurrió. Un encuentro no planeado. Como dice la canción, entre tanto tiempo y tanto espacio, dos almas coincidieron. Un buen joven, de nobles sentimientos, que supo ver en mi hija su gran valía y le dio el trato y el cuidado que ella merecía. Las circunstancias del momento parecían señalar que aquello no pasaría de una relación pasajera. Pero con el paso de los días, las dos partes fueron descubriendo una comunión de pensamientos, de ideas y, lo más importante, de sueños.
Sin embargo, para la realización de sus sueños, había muchos obstáculos. Pero si de algo sabía mi hija, si algo le había enseñado la vida, era a superar obstáculos. Lo platicaron, y decidieron comenzar "el largo y sinuoso camino". Fui testigo de cómo, uno a la vez, fueron superando los obstáculos, a veces como con ayuda divina, que no dudo que la tuvieron, porque el amor, como la vida, se abre camino cuando la voluntad es fuerte.
En Facebook, mi hija publicó la siguiente reflexión:
"Hasta que me sentí suficientemente segura conmigo misma, fue que me abrí a querer recibir un amor para mí, abrirme a aceptar que merezco el amor que siempre soñé, un amor que amara bonito como yo, un amor que fuera sincero como yo, no alguien intentando opacarme, no alguien que quisiera apagar mi luz, no alguien que me hiciera sentir que yo era un problema, sino alguien que simplemente me diera de vuelta lo que sea que yo pudiera dar, porque yo sabía que yo podía dar mucho amor, pero... ¿Iba a recibir ese amor de vuelta? Fue ahí cuando escribí ´La próxima persona con la que esté debe amarme tanto como yo me amo a mi misma´.
Y entonces, cuando aprendí a amarme a mí misma.... Acepté mi vida, acepté mi lugar, acepté lo que tenía.... Dejé de buscar, ¡y esa fue la clave! Porque él me encontró.
Hoy agradezco estar con alguien que me ama tanto como yo me amo a mi misma, y más. Me hace crecer, me riega día con día, me hace saber mis virtudes, me anima en mis días difíciles, sentir su mano me alivia la mente. Me ha visto feliz, alegre, bailando, cantando, pero también me ha visto llorando, me ha visto rota, desconfiada, pero JAMÁS, en ninguna circunstancia, se ha ido.
Mi propósito en la vida siempre fue vivir con paz mental. Con él, el mundo afuera puede estar en llamas, pero nosotros, aquí dentro de nosotros, aquí en nuestra mente y en nuestro corazón estamos bien.
Llámenme loca pero, en un mundo roto, yo no dejaría ir un amor así, un amor fuerte, un amor limpio, un amor sano."
Evolucionar
Como comentario a esa reflexión le puse: "Hermoso y muy cierto, mi amor. Disfruta cada segundo de este maravilloso amor que la marea trajo a tu vida y ama a tu compañero como solo tú sabes hacerlo. Bendiciones para los dos."
Y en las palabras que les dirigí en su enlace matrimonial les dije, entre otras cosas, que lo mejor que podía desearles era que fueran tan felices como yo la había sido en mi matrimonio y los invité a que, tal como hicimos nosotros en su momento, se tomaran de la mano y enfrentaran las cosas como un gran equipo, sin permitir que nada los separe.
Felicidades, hijita, por tu gran determinación de alcanzar tus sueños. En un mensaje anterior mencioné que eres una mujer en constante evolución. Que Dios te bendiga para que, de la mano de tu gran amor, sigan viendo juntos en la dirección de sus sueños y evoluciones ahora para convertirte en la maravillosa esposa y, en un futuro, en la maravillosa madre que estoy seguro que puedes llegar a ser.
Felicidades, Zaida y Luis. Los amo.
Con cariño, papá.
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