La pesadilla comienza
El Hagakure: El libro secreto del samurái, escrito por Yamamoto Tsunetomo entre 1710 y 1716, recopila pensamientos y enseñanzas sobre el camino del samurái. Si bien fue escrito en un contexto histórico específico de Japón, lo cierto es que sus ideas sobre la lealtad, el honor y el sacrificio siguen siendo relevantes para el liderazgo político en la actualidad.
En el ámbito político, las enseñanzas del código del samurái resaltan la importancia de la integridad, la lealtad a los ideales y la disposición para sacrificarse por el bienestar de la sociedad. Estos valores pueden influir en la toma de decisiones éticas y la construcción de una visión de liderazgo que priorice el bien común sobre los intereses personales o partidistas.
En este contexto, la decepción causada por el rápido cambio de dirección en el gobierno de Javier Milei refleja la distancia entre las acciones de líderes como él y las enseñanzas profundas del Hagakure, ya que bastaron sÓlo siete días para que el ultraderechista mostrara su verdadera cara y convirtiera el sueño del pueblo argentino en el comienzo de una pesadilla.
Hoy existe una preocupación latente respecto al desplazamiento hacia la derecha del péndulo de la política en Argentina, debido a las drásticas medidas adoptadas por Milei. Tales decisiones, así como el discurso alarmista pronunciado durante su investidura (plagado de ajustes, mano dura, estanflación, privatización y recesión), han generado gran incertidumbre y, sobre todo, descontento social.
Fueron 10 las medidas anunciadas por el ministro de Economía, Luis Caputo:
1. No renovación de contratos laborales del Estado con menos de un año de vigencia.
2. Suspensión de la pauta del Gobierno Nacional por un año.
3. Reducción de ministerios (de 18 a 9) y secretarías (de 106 a 54).
4. Reducción de transferencias discrecionales del Estado a las provincias.
5. Detención de licitaciones de obra pública nueva y cancelación de las no iniciadas.
6. Recorte de subsidios a energía y transporte.
7. Mantenimiento de planes sociales y eliminación de intermediarios en su cobro.
8. Duplicación de la Asignación Universal por Hijo y aumento de la tarjeta alimentaria al 50 por ciento.
9. Incremento del tipo de cambio oficial del dólar a 800 pesos argentinos, junto con aumentos impositivos a importaciones y retenciones a exportaciones no agropecuarias.
10. Reemplazo del sistema SIRA de importaciones por uno más accesible.
A estas se suman otras acciones no menos cuestionables, como el anuncio de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, de un nuevo protocolo destinado a restringir las manifestaciones callejeras y el derecho a la protesta social y sindical, mismo que faculta a las fuerzas federales a intervenir en manifestaciones en la vía pública, si se comete un delito flagrante durante las mismas.
Añadamos también la renuncia de dos funcionarios del equipo de comunicación, se trata de Eduardo Roust y Juan Caruso, quienes habían sido designados como subsecretario de Medios y director nacional de Comunicación, respectivamente.
Por todo lo anterior, la semana pasada estuvo marcada por la agitación económica y social en Argentina. Las medidas impuestas desencadenaron una devaluación del peso superior al 50 por ciento, y lo inevitable sucedió: negocios afectados, alza de precios y ahorros erosionados; la incertidumbre sobre la estabilidad económica generó ansiedad entre la población, exacerbando la sensación de malestar generalizado; protestas y disturbios surgieron en diversos puntos del país, reflejando el rechazo de la ciudadanía.
La incertidumbre sobre el impacto a largo plazo de estas medidas en es palpable. Por ello debemos poner mucha atención en el desarrollo de los acontecimientos en esa nación, sobre todo por su posible influencia en la estabilidad regional y global.
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