Marihuana: Ladrona de vidas y de sueños
Candidatos a la marihuana y a otras adicciones
Los niños nacen en hogares desprotegidos, donde los padres empinan a estas criaturas al laberinto de las drogas y de la vida ingobernable, son las heridas profundas del alma las que rigen en la personalidad de un adicto, las heridas, son huellas marcadas, como la huella del abandono, cuando el niño se siente solo, descobijado, sin la protección de sus padres, registra, también la huella del rechazo, muchos padres están dañados emocionalmente y maltratan a sus hijos rechazando, haciéndolos a un lado del ámbito familiar y personal, el niño, crece sin sentido de partencia, con frecuencia, otra huella que registra en su interior, es la traición, hay errores como la indiferencia o la preferencia por otro hijo, y en ese sentido, el niño se siente traicionado, más por las promesas no cumplidas, otra huella profunda son las humillaciones, estos padres enfermos, califican y descalifican a sus hijos a su antojo.- Eres un pendejo.- Me tienes hasta la madre,. Eres el más idiota de todos, Torpe, baboso, estupido, tonto, el niño guarda estas huellas profundas como heridas en su alma, que tal vez no podrá sanar, ni trascender en la vida, son tatuajes emocionales que distinguen el cumulo de sus resentimientos y lo hace un niño inseguro, con autoestima baja, que cuando entra el efecto de la marihuana o la cerveza, es como arrullo al alma, igual, cuando ejerce cualquier adicción, ya sea al sexo, la masturbación, pereza, al juego, la comida, el chisme o cualquier otro mal hábito que se convierte en adicción.-
Árbol torcido, nace y crece en casa
El marihuano se torna ingobernable, irreverente, tóxico, debido a la pésima educación agresiva que recibe de sus padres, el machismo y el hembrismo destilan neurosis que afectan al niño, educar con la chancla en la mano, es muy mala táctica, de ahí, el niño, es perezoso, mentiroso, intrigoso, maníaco depresivo, se hace un experto en el chantaje emocional, propiamente, a los padres se les sale de guacal, así crece, ahí nace y se hace un adicto, influenciado por el mal ejemplo y la neurosis del hogar disfuncional, crece con sus profundas heridas en el alma, en el barrio como en la escuela, se junta con sus almas gemelas, es decir, niños dañados, tóxico y es cuando aparecen las sustancias, primero la nicotina, luego la cerveza, posteriormente la marihuana, de ahí, el cristal y el fentanillo, a su paso, pastillas, heroína, morfina, inhalantes, el acceso al infierno de las drogas, es muy fácil, lo difícil es salir del abismo, el marihuano pierde su personalidad, el sentido del humor, se le da por andar mal y de malas, se torna, violento, por demás agresivo y en su casa todo gira al son que él quiere, el que el toca, la familia enferma comete sendos errores, cree que la solución es anexarlo por tres meses en un centro de rehabilitación y todo esfuerzo es inútil, salió peor el remedio que el trapito, no existe ni la desintoxicación, ni la rehabilitación, en se sentido, estamos en la calle, de cada diez internos de los anexos, 9 recaen, salvo honrosas excepciones, los anexos no funcionan.-