Más allá de la maquila

El diputado local, Byron Cavazos, ha lanzado una propuesta que, en apariencia, desafía el modelo económico que ha sostenido a Tamaulipas durante décadas. Su llamado a diversificar la oferta educativa y evitar que la industria "secuestre" la vocación de los jóvenes tamaulipecos ha generado debate. En un estado donde la maquila y la manufactura emplean a más de 230 mil personas y representan el 7.4% del empleo nacional en el sector, de acuerdo a datos del INEGI, cuestionar este modelo puede parecer arriesgado; sin embargo, su planteamiento merece una reflexión profunda.
Tamaulipas ha sido un pilar en la industria maquiladora con ciudades como Matamoros, Reynosa y Nuevo Laredo, albergando numerosas plantas. Estas han proporcionado empleo y desarrollo económico, consolidando al estado como un motor industrial del país. No obstante, en los últimos años la dependencia excesiva de este modelo ha mostrado sus vulnerabilidades. Entre 2022 y 2025, el sector IMMEX en Tamaulipas perdió más 47,700 empleos en establecimientos manufactureros, con mayor impacto en Reynosa. La incertidumbre generada por políticas arancelarias y cambios en el comercio internacional ha afectado la estabilidad laboral y la llegada de nuevas inversiones.
En este contexto, la propuesta de Cavazos de diversificar la oferta educativa cobra relevancia. La formación de jóvenes no debe limitarse a las necesidades inmediatas del aparato productivo. Es esencial fomentar una educación que también valore las humanidades, las ciencias sociales y las artes, permitiendo que los estudiantes desarrollen sus verdaderas vocaciones. Además, es crucial impulsar una cultura emprendedora que prepare a los jóvenes para crear sus propias oportunidades y adaptarse a un mercado laboral en constante cambio.
El gobierno de Tamaulipas ha reconocido esta necesidad y ha implementado programas para fomentar el emprendimiento. Iniciativas como el programa "4T Talento y Trabajo Transformando Tamaulipas" buscan fortalecer la identidad y el orgullo tamaulipeco al destacar el potencial de su juventud y fomentar una cultura emprendedora. Asimismo, la Universidad Autónoma de Tamaulipas impulsa proyectos de economía social, buscando generar un impacto positivo en las comunidades.
Sin embargo, estos esfuerzos deben intensificarse y coordinarse con una revisión profunda de la oferta educativa. Es fundamental que las instituciones educativas, en colaboración con el sector privado y el gobierno, diseñen programas que preparen a los estudiantes para los desafíos del futuro promoviendo habilidades como la creatividad, la innovación y la resiliencia.
La historia industrial de Tamaulipas es motivo de orgullo. Las manos de miles de trabajadores han construido una economía sólida y han contribuido al desarrollo del estado. Reconocer su labor es esencial. Sin embargo, también es momento de mirar hacia adelante y preparar a las nuevas generaciones para un mundo en constante transformación. Diversificar la educación y fomentar el emprendimiento no significa abandonar el modelo industrial, sino complementarlo y fortalecerlo.
No se trata de demeritar el trabajo industrial, todo lo contrario: las manos obreras han levantado esta región. Con su esfuerzo se han construido parques industriales, se han sostenido cadenas de suministro y se ha alimentado el comercio transfronterizo. Sería injusto romantizar otras profesiones y mirar por encima del hombro a quienes se levantan cada día a trabajar en una línea de producción. Pero también sería miope ignorar que hay un exceso de dependencia en un solo tipo de formación. Una apuesta única por el modelo maquilador no sólo vulnera la libertad de elección educativa, también pone en riesgo la estabilidad futura de la región.
Las tensiones globales lo confirman: la guerra arancelaria entre Estados Unidos y China, los pronósticos de recesión en Norteamérica y las decisiones del presidente Trump que imponen un día y el otro también una agenda mundial de incertidumbre, nos recuerdan que no podemos poner todos los huevos en una sola canasta. Hoy, más que nunca, Tamaulipas necesita una estrategia que combine el desarrollo industrial con el impulso a una cultura emprendedora que fortalezca su capital humano desde la diversidad, no desde la uniformidad, que prepare a los jóvenes para insertarse en el mercado laboral, pero también para imaginar sus propios proyectos, para innovar, para crear empleo.
En un entorno global donde las políticas comerciales pueden cambiar, como lo han demostrado las recientes medidas, depender exclusivamente de un sector económico es arriesgado. Es imperativo que Tamaulipas diversifique su economía y prepare a su juventud para enfrentar los desafíos del futuro con herramientas adecuadas.
Hablar de cultura emprendedora no es repetir eslogans vacíos; es pensar en programas reales de formación, en incubadoras de negocios accesibles, en créditos para jóvenes sin capital inicial, en marcos normativos que no ahoguen las ideas desde el inicio. Es aceptar que no todos quieren o deben depender de una nómina. Que hay talento en las colonias populares de Reynosa, en las comunidades rurales de El Mante o en las universidades públicas de Victoria y Matamoros, que puede y deben encontrar caminos distintos. La educación debe ser ese puente.
La propuesta de diversificación también debe ser leída en clave de justicia social porque no todos tienen la posibilidad de mudarse a Monterrey, Ciudad de México o Guadalajara a estudiar una carrera que no se oferta en su ciudad. Porque muchas familias hacen malabares para sostener a sus hijos en carreras técnicas que quizá nunca desearon. Porque cada año egresan profesionistas que no encuentran campo en lo que estudiaron y terminan en empleos informales, precarizados o incluso expuestos a dinámicas ilegales, no por falta de talento, sino por falta de opciones.
La propuesta del diputado Cavazos es una invitación a repensar el futuro de Tamaulipas. Es una oportunidad para construir un modelo educativo y económico más inclusivo, resiliente y adaptado a las realidades actuales. Aprovecharla dependerá de la voluntad y colaboración de todos los sectores involucrados.
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