Ni medio lleno ni medio vacío: el sistema laboral está roto
Los nuevos datos sobre ocupación, empleo y pobreza laboral difundidos la semana pasada por Inegi y Coneval confirman que el sistema laboral mexicano está descompuesto. O como dice el reporte de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, el vaso laboral no está medio lleno ni medio vacío, está roto.
Ciertamente creció la ocupación, pero la precariedad permanece. Lo relevante no es la variación marginal sino la permanencia, peor aún, el estancamiento. Aunque estos indicadores mejoren uno o dos puntos porcentuales, la tendencia es clara: el sistema laboral produce pobreza.
Esta es la noticia trágica: Casi 35 millones de personas que trabajan carecen de ingreso laboral suficiente para superar el umbral de pobreza, pues no les alcanza para dos canastas básicas.
O si se prefiere el dato de Coneval: 38 de cada 100 personas tienen un ingreso inferior al umbral de pobreza extrema. No les alcanza para comer, pues ganan menos del costo de la canasta alimentaria.
Enfocarse en las variaciones marginales puede ser noticia, pero la realidad estructural es la nota importante: 6 de cada 10 personas trabajan sin ingreso suficiente y más de la mitad tiene trabajos informales. Informalidad significa trabajar sin derechos laborales, sin acceso a servicios de salud o a la protección social.
Y ojo, que esto no es nuevo. No es culpa de un sexenio. A fines de 2006, 68% de las personas ocupadas carecían de ingreso laboral suficiente para comprar dos canastas básicas. A inicio de 2023, son 59%. Este indicador muestra una cantidad muy elevada, excesiva de "working poor", personas que trabajan y no ganan lo suficiente para superar el umbral de la pobreza. Son 6 de cada 10.
Quizá está mejorando un poco. Pero no es seguro que sea una mejora estructural y menos aún que la tendencia se mantenga. Pero sobre todo no se pueden "echar las campanas a vuelo" pues la realidad estructural es inaceptable e indignante.
El problema de fondo es que estos indicadores de personas que trabajan, pero son pobres y carecen de derechos laborales, están fuera de proporción. Estos niveles de precariedad y bajos salarios no corresponden a nuestro nivel económico como país. Estamos peor que toda la OCDE, que todos los países de ingreso medio alto —como México— y que la mayoría de América Latina. (Para datos y sus fuentes ver frentealapobreza.mx/doc47)
Y esto no depende solo, ni principalmente, del gobierno. Los millones de trabajos que son "fábricas de pobreza" dependen sobre todo de las decisiones de las empresas. Y el cambio debe iniciar por las grandes y medianas que tienen mayor rentabilidad, valor agregado e ingreso. Y entre las cuales muchas dicen ser "empresas socialmente responsables".
Pagar menos de 8,600 pesos al mes es producir pobreza. Lo cual es contradictorio con la responsabilidad social. Hay que escuchar a las iniciativas empresariales que ya lo entendieron: Empresas e Ingreso Digno, México Digno, Coincydes, Alianza para la Prosperidad. ¡Salario suficiente e ingreso digno, YA! (Consultor internacional en programas sociales)
Twitter: @rghermosillo