Columnas - El Mensaje en la Botella

Tú y yo contra el mundo

  • Por: EL CONTADOR TÁRREGA
  • 09 MARZO 2025
  • COMPARTIR
Tú y yo contra el mundo

Después de nueve meses de nacida, por fin pude conocer a mi nieta Agnes Rhiannon Tárrega. Todo lo que me habían dicho, lo que había leído y lo que me había imaginado se quedó corto. El gozo de tenerla cerca de mí, de poder cargarla y besarla no se comparó a nada de lo que previamente hubiera podido suponer.

Fueron a la vez momentos de nostalgia por no haber podido vivir esa experiencia junto con mi esposa, que tenía tanta ilusión de conocer a la niña, pero tanto mi hija como yo pudimos sentir su presencia con nosotros mientras estuvimos juntos. Seguramente ahí estaba, viéndonos, abrazándonos en espíritu y uniéndose a nosotros en el gozo sublime de esa experiencia maravillosa.

Mi hermoso angelito tiene unos ojos tan expresivos que hablan sin palabras. Sus ojitos lloraron cuando su abuelo, hasta entonces un desconocido para ella, la cargó por primera vez. Al día siguiente de mi llegada, todavía me veían con "sospechosismo", pero poco a poco su inicial mirada de desconfianza se fue tornando, primero, en una mirada de curiosidad, hasta gradualmente convertirse en una mirada de amor.

Conocí sus diferentes risas, sus carcajadas, conocí sus diferentes llantos, desde el "fake crying" como dice mi hija – cuando sólo fingía llorar para conseguir algo – hasta el llanto de dolor cuando resbaló y se pegó en su cabecita, llanto que desgarró mi alma.

Me tiré al piso con ella, le canté, le hice "avioncito", le di de comer, y a través de todo ese proceso la esencia de mi corazón se fue escapando de mí y quedó atrapado entre sus pequeñas manitas.

Y en esos diez días que conviví con mis dos mujercitas, lo que más conmovió mi corazón fue ser testigo del vínculo tan profundo y hermoso que existe entre ellas.

Mi hija está criando a su hija sola. He sido testigo de cómo, el amor por su niña, la ha hecho luchar con garras y dientes por proveerle lo necesario, sí, en el aspecto material, pero, sobre todo, en el emocional y, en ese aspecto, mi Dianita ha hecho un trabajo extraordinario.

Me emocionó casi hasta las lágrimas ver cómo la niña la ve con unos ojos de amor y una ternura inefables. Sus pequeñas manitas buscan la cara de su madre y sus ojos se unen en un vínculo que estoy seguro se creó en otra vida antes de ésta.

Verlas luchar juntas para salir adelante me recordó una canción llamada igual que el título de este mensaje, "You and me against the world".

Empieza con una música muy dulce y luego una voz de niña dice "Cuéntamelo otra vez, mami". Y mami empieza a contar:

"Tú y yo contra el mundo, a veces parece que somos tú y yo contra el mundo. Cuando los demás te den la espalda y se alejen, recuerda que puedes contar con que yo me quedaré a tu lado.

¿Recuerdas cuando el circo venía a la ciudad? Cómo te asustabas por los payasos. ¿No era grato saber que cerca de ti estaba alguien que conocías? Alguien que era grande y fuerte y que siempre te cuidaría.

Tú y yo contra el mundo, a veces parece que somos tú y yo contra el mundo. Y aunque muchas veces hemos llorado, yo sé que Dios siempre ha estado a nuestro lado.

Y cuando una de las dos se vaya y una de las dos deba permanecer para seguir adelante, entonces recuerda, y nuestros recuerdos te ayudarán a continuar; piensa en los días de tú y yo. Tú y yo contra el mundo".

Termina la canción escuchándose nuevamente la voz de madre e hija: "Te amo, mami. Te amo, bebé".

Agradezco tanto a la vida por permitirme estar viviendo estas experiencias, porque sé que en ellas estoy ante algo sagrado. Que Dios me ayude para poder ser un aliado de mi hija y convertirnos en una especie de tres mosqueteros, unidos en amor y dispuestos a luchar contra lo que sea necesario. 

Cuando nació vi en una foto a mi nietecita aferrarse con gran fuerza a su madre. Sé que ese lazo ya es inquebrantable y rebasará las fronteras de esta vida, porque con amor se puede luchar contra el mundo, contra la adversidad, contra las pruebas, y salir avante.

Dianita, Agnes, mis grandes amores, Dios bendiga ese lazo de amor y las mantenga siempre unidas, y sepan que yo también aquí estaré, tal vez no muy grande, tal vez no muy fuerte, pero siempre a su lado. Yo también las amo.

jesus_tarrega@yahoo.com.mx

Facebook: El Mensaje en la Botella


Continúa leyendo otros autores