Acordeón, tambora y bajo sexto

Desde las minorías, opositores y renegados patológicos, en las vísperas de la elección judicial han arreciado su jornada descalificadora del proceso democratizador del tercer Poder.
Aquí, allá y acullá, se han acuñado el término del "acordeón", como el instrumentos mediante el cual "se pretende manipular el destino de la elección desde el sector oficial".
¿Y dónde está el acordeón de marras? me preguntó yo, con el grueso del respetable.
Los más, no lo hacen con un sentimiento de reclamo, condena o intención de enjuiciamiento.
Los ciudadanos quieren conocer los acordeones que la derecha dice han mandado distribuir los del partido en el gobierno y el gobierno mismo, para saber por quién votar y actuar en consecuencia.
No se trata de que alguien quiera imponerle a alguien más el destino de su sufragio, sino que en el amplio abanico de posibilidades, la obstrucción deliberada al proselitismo, y las jornadas distractoras de los nostálgicos del pasado perverso, no hay quien tenga los elementos suficientes para ejercer a plenitud el derecho al voto.
Y existiendo, como existen, marcadas mayorías identificadas con el proceso transformador del país, impulsado por el gobierno emanado de las siglas de MORENA y sus aliados del PT y el PVEM, pues esas legiones quieren saber la papeleta ideal para apuntalarla en las urnas del inminente domingo.
Pero nó, el mentado "acordeón" solo ha existido en la mente de sus propagadores como concepto, más no en nombres, cargos y ubicación numérica en las boletas, que ssería lo que tendrían las fantasmagóricas listas.
A lo más que han llegado, es a mencionar nombres de personajes que ya son funcionarios del aparato judicial y andan compitiendo para seguirle, con alguna relación personal o de cercanos, hacia las estructuras de los gobierno y representaciones morenistas.
Eso por un lado; por el otro, en contrario, han pretendido que personajes adversos al Movimiento de Regeneración Nacional, estarían entre sus recomendaciones, para convertirlos en el nuevo grupo de juzgadores del país y del Estado, con la peregrina intención de ver quien "se gancha" para colar a los propios.
En Tamaulipas no hacen falta "acordeones", porque la sociedad ya sabe lo que quiere y es, precisamente el cambio en el Poder Judicial para poder someter, en principio, a los saqueadores y violentos del sexenio pasado, que tanto daño hicieron con los despojos consumados.
La primera figura que aparece en ese escenario, es TANIA CONTRERAS, la abogada del Gobernador AMÉRICO VILLARREAL ANAYA en el inicio de su gestión y desde los tiempos de campaña, atormentados por la mente criminal del que se huyó.
Le tocó defender a la causa, de los embates del exgobernador prófugo y le ha tocado integrar los expedientes sobre los delitos detectados, para turnarlos a la Contraloría, a las Fiscalías y Juzgados competentes, de tal manera que como Magistrada representa la oportunidad de que finalmente se haga justicia.
De sus afines, viejos conocidos y colaboradores en la contienda, ya hemos comentado en otras colaboraciones, como para completar la papeleta de candidatos a Magistrados de Número que integrarán el pleno del Supremo Tribunal de Justicia del Estado.
Recapitulando, repasaría los nombres de TERESA OLIVIA BLANCO, OLGA LILIA GANDARILLA RETANA, CLAUDIA LUCILA CHARLES LUMBRERAS, ADRIÁN ALBERTO SÁNCHEZ SALAZAR, LÁZARO JOSÉ LARA BALDERAS, JESÚS EDUARDO HERNÁNDEZ ANGUIANO.
Cada uno tiene su por qué, en afinidades y animadversiones, que en su caso se asocian al mal humor social que se revive a la mención de FRANCISCO JAVIER GARCÍA CABEZA DE VACA, socios, cómplices y servidores en sus perversas estrategias delincuenciales.
A esos ya los bajamos de la sierra tamborazos, andan en corrida, pero pronto van a tener que responder por todos sus delitos, con el renovado y auténtico ejercicio de la justicia.
Así se elaboran las listas -"acordeones" dicen aquellos- entre los propios ciudadanos, haciendo cuentas de quienes representan la transformación, para votar por ellos, y los colados del negro pasado, para acabar de echarlos a la calle, antes de encarcelarlos.
Pasa lo mismo en cada uno de los niveles de la elección, concentrados en diez boletas que el domingo tendrán a su disposición los ciudadanos tamaulipecos.
Por uno o por diez, ya se dijo, pero todos a votar, para dar el siguiente paso en el proceso transformador de la vida estatal y nacional.