Trato preferencial y frontera fuerte

Las decisiones que se toman en Washington a veces parecen lejanas, pero cuando se trata del comercio exterior, la política de Estados Unidos tiene un eco inmediato en Tamaulipas. Ayer martes, la publicación de un decreto que otorga trato arancelario preferencial a los vehículos producidos en México y Canadá bajo el T-MEC no es una noticia más en la guerra comercial global, es un mensaje que resuena con fuerza en la frontera, donde el rugido de los tractocamiones es tan habitual, como el paso de las horas.
El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, anunció que el decreto representa una reducción de entre 40 y 50 por ciento en los aranceles promedio para vehículos automotores fabricados bajo el T-MEC. Esta medida constituye una excepción estratégica, reconoce el valor de la integración norteamericana y, por consecuencia, también reconoce el valor de la industria instalada en el estado.
Aquí no sólo se ensamblan productos, aquí se entreteje gran parte de la conectividad industrial del país. Nuevo Laredo, la aduana número uno de México, canaliza más de un tercio de las operaciones fronterizas nacionales. Reynosa y Matamoros, también en el top nacional, son nudos fundamentales de la industria automotriz y maquiladora. En cada una de estas ciudades cientos de miles de empleos están vinculados, directa o indirectamente, con el comercio bilateral. Y aunque las cifras de operaciones en el primer trimestre del año han tenido ligeros descensos, la recaudación fiscal en las aduanas tamaulipecas creció de manera notable: Matamoros subió más del 26 por ciento, Reynosa más del 8. Son datos que no pueden ignorarse.
El nuevo decreto no sólo reconoce el contenido estadounidense en la cadena de valor, también incluye el ensamblaje como parte del proceso de producción. Esta distinción es clave. México —en particular, la frontera tamaulipeca— ha desarrollado una industria automotriz con fuerte contenido regional. En plantas de esta franja del país se ensamblan autopartes que cruzan a diario hacia Estados Unidos. La cadena no se corta en la línea divisoria, está diseñada para complementarse.
Este anuncio se enmarca, además, en la antesala de la revisión del T-MEC, prevista para el segundo semestre del año. Ebrard ha señalado que la región se dirige hacia una economía más integrada, con una visión compartida en sectores estratégicos como la energía, los semiconductores y los minerales críticos. El mensaje es claro: Estados Unidos necesita a México y Canadá, tanto como ellos lo necesitan a él. Y, para Tamaulipas, esa interdependencia es una oportunidad, pero también un reto.
El anuncio de un trato preferencial es un alivio, pero también una llamada de atención. Significa que algo se está haciendo bien, pero también que hay mucho por fortalecer. Las reglas que hoy nos favorecen pueden cambiar mañana. Y el único blindaje posible es la competitividad con justicia, la logística con legalidad, el desarrollo con visión regional.
En los próximos meses, la revisión del Tratado será una prueba no sólo para los negociadores, también para las regiones como Tamaulipas que viven de su cumplimiento. Las nuevas reglas sobre contenido, origen y beneficios arancelarios requieren precisión técnica, pero también inteligencia política.
La reducción de aranceles a los autos del T-MEC es una buena noticia, pero es, sobre todo, una oportunidad de consolidar lo que ya se tiene.
Tamaulipas tiene ventajas logísticas que otras regiones del país no pueden replicar fácilmente. Su red de cruces fronterizos, aduanas de alta capacidad y cercanía con el mercado estadounidense lo colocan en una posición privilegiada para aprovechar el nuevo decreto sobre aranceles preferenciales.
Las industrias establecidas en ciudades como Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros están conectadas con cadenas de suministro globales, lo que permite que los beneficios del T-MEC se traduzcan en competitividad real para los exportadores locales.
Este escenario también puede ser un incentivo para atraer nuevas inversiones con menores cargas arancelarias para productos ensamblados bajo reglas del T-MEC, la región se vuelve más atractiva frente a otras zonas del país o de América Latina que no cuentan con la misma infraestructura ni condiciones logísticas. Los inversionistas buscan eficiencia y acceso directo a los principales mercados.
A nivel nacional, la entidad se consolida como un punto estratégico para la manufactura avanzada, no sólo como zona de tránsito. Competir en el nuevo entorno global requiere más que bajos costos laborales, requiere ubicaciones estratégicas, cumplimiento normativo y capacidad para integrarse con rapidez a cadenas de valor. Tamaulipas tiene los elementos para lograrlo, y el reto será traducir estos beneficios en empleo calificado, crecimiento sostenido y una posición más fuerte dentro del mapa económico del país.
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