Diputados ¿llegar hasta los golpes?
Se hizo viral en medios formales y redes el pleito –¿personal?- entre los diputados Carlos Fernández Altamirano y Gustavo Cárdenas Gutiérrez, hacia el interior del recinto legislativo.
La primera pregunta es ¿qué puede pasar si de verdad se agarran? Ambos, como el resto de los diputados, gozan de fuero ante delitos de condena penal.
Hoy no llegó a mayores, sólo se "mojaron la oreja". Gustavo le dio unos empujones a Carlitos, que no respondió, pero bien le pudo dar un "descontón" como era la intención, según dijo después de la sesión.
El riesgo fue para el jaibo. Su potencial contrincante físico mide alrededor de 1.90 y pesa más de cien kilogramos. Pudo haber "desarmado" al futbolero jaibo. A la próxima debe tener más cuidado.
Veamos. Si Cárdenas inicia la riña es el agresor. Sería demandado ante la Fiscalía "carnal" por golpes, lesiones y todo lo que se acumule ¿y luego?. El camino es muy largo para librar orden de aprehensión.
Estamos ciertos que ningún diputado puede ser molestado por sus expresiones e ideas que griten en el recinto o fuera de él, en lo personal y a través de medios masivos ¿pero los golpes? Nunca se ha presentado un caso en Tamaulipas. Hay desafueros pero por otros motivos.
Gozan de inmunidad para cuestiones penales, mas no por faltas de tipo administrativo y civil como sería el reclamo de pensiones alimenticias por abandonar a sus hijos (como se habla del caso de un diputado del sur, presente legislatura).
En la calle son ciudadanos comunes que pueden recibir una multa de tránsito por estacionarse en lugar prohibido o brincarse un alto.
Los asegunes comienzan cuando un diputado o diputada, en estado de ebriedad provocan accidente automovilístico o violentan el reglamento de tránsito ¡no pueden ser detenidos! como el resto de los mortales. Son privilegios exclusivos.
Se nos hace que es aquí donde falta revisar las Leyes de inmunidad para esa casta que recibe abultada beca del erario.
Hay una Ley Interna que les vale gorro así se mienten la madre en las sesiones o inciten al desorden, griten, manoteen, agredan al público de galerías o conviertan en ring el salón de sesiones. Los "castigos" dejan mucho que desear y nunca se hacen efectivos.
Es por eso que el Congreso se ha convertido en un "herradero" en los últimos años, o ring de lucha libre si se quieren utilizar otras palabras. Nadie castiga a los desordenados.
Las "sanciones" (si es que así se les puede llamar), consisten en: Amonestación, amonestación con constancia en el acta de sesión y apercibimiento por escrito.
No pasan de ahí los "castigos". Los descuentos en su dieta solo pueden darse cuando alguien falte sin "aviso" a las sesiones, lo cual nunca sucede. Todos cobran completitas sus quincenas.
Los diputados, en este caso Fernández y Cárdenas, como todos los demás, tienen prohibido "alterar el orden en las sesiones con interrupciones infundadas, agotar el tiempo de intervención y continúen haciendo uso de la palabra, o incite al desorden público que asista a las sesiones".
No para la presente sino legislaturas del futuro, hace falta ponerle "dientes" al reglamento: Suspenderlos por varias sesiones sin goce de sueldo, por ejemplo, o llamar a los suplentes en el caso más drástico.
Así tendrán más respeto al recinto legislativo, cumplirán al pie de la letra el reglamento. El bolsillo es donde más duele a todos.
¿Delitos penales? Es un camino escabroso. Tiene que intervenir la Fiscalía del "carnal" panista, la Comisión Instructora y pleno del Congreso, el Tribunal de Justicia. Es un juicio político de los que muy pocos se han dado en esta región del Seno Mexicano.
Que se tenga memoria, ningún diputado ha sido desaforado por violentar y agredir a sus compañeros. En los últimos años, cuando se dieron los desencuentros Pan-Pri, las mujeres alegaron siempre "violencia política de género", lo cual nunca procedió. Lo utilizan como medio de venganza hacia los contrincantes.
Esto se ventila en tribunales electorales, no en la Fiscalía del fuero común, y nunca procedió a favor de las damitas.
Una siguiente pregunta ¿por qué no violencia política del mismo género? Así la dejamos, usted forme su opinión.