El primer acto – El propósito
En la escena final de éste, mi ejercicio de imaginación llamado “El primer acto”, Dios nos explicaría el propósito de enviarnos a habitar este planeta por un tiempo.
Uno de los espíritus ahí presentes le preguntó: “Oye Padre, ¿y para qué tenemos que ir allá si aquí vivimos tan tranquilos? Aquí no nos fastidia esa ‘doña’ de la que hablabas la vez pasada, la adversidad; no tenemos que padecer dolor, ni sufrimiento, ni soledad. ¿No podríamos quedarnos aquí para siempre, flotando entre nubes y tocando el arpa tranquilamente?”
Dios sonrió ante la pregunta, y respondió dirigiéndose a todos:
Crecer en experiencia
“Hace días les mostré una imagen de la Tierra, y todos coincidieron en que era bellísima. Bueno, pues si viendo solo una imagen de ella les pareció hermosa, les aseguro que esa imagen les parecerá nada cuando puedan ver la Tierra por ustedes mismos. Cuando puedan contemplar un amanecer; cuando puedan escuchar el rugido de las olas en el mar; cuando puedan oler la exquisita fragancia de las flores; cuando puedan admirar la gran variedad de vida animal que he puesto en ella. De igual manera, si el vivir aquí les da felicidad, les aseguro que esa felicidad será multiplicada cuando vivan la experiencia terrenal.
Mi propósito al enviarlos allá es que puedan crecer en experiencia y alcanzar su plenitud, la cual, si permanecieran aquí, se vería limitada. Mi propósito es que aprendan a ser felices andando por su propio pie, por eso es que, al llegar allá, olvidarán este ‘primer acto’ y empezarán de cero a construir su felicidad. Llevarán en su interior todo lo que necesitan para alcanzarla, y aunque sé que esto también lo olvidarán, les daré ahora algunos consejos para lograr allá la felicidad.
Valiosos consejos
Primeramente, recuerden que la felicidad no depende de sus circunstancias externas. Todo lo externo se los pueden quitar o lo pueden perder, pero la decisión de cómo sentirse depende sólo de ustedes. Job, amado hijo, en esto tú serás duramente probado, y en medio de tu dolor, nunca dejarás de bendecir mi nombre, dando con ello un ejemplo y una inspiración para toda la humanidad que durará por siglos.
La relación con los demás también podrá ser una fuente de alegría, y en la medida en que se esfuercen por dar alegría a otros, eso mismo recibirán a cambio, ya que los demás serán solo espejos de ustedes mismos. Así que, si no les gusta lo que están recibiendo, presten atención a lo que están emitiendo.
Otra cosa que les ayudará a encontrar la felicidad será conectar con sus pasiones, encontrar aquellos dones que son de ustedes y usarlos para hacer el bien. Encontrar aquello para lo que serán buenos allá en la Tierra y darlo a los demás. En la medida en que contribuyan a hacer de aquel un mejor lugar para vivir, también a ustedes les resultará más placentero.
No olviden tampoco (oh caray, se me olvidaba que todo lo van a olvidar, pero bueno…) el ser agradecidos. Cada día, antes de ir a dormir, hagan una lista de las cosas por las que están agradecidos. Repasándolas, serán más conscientes de ellas y les darán su justo valor.
Hagan a un lado la queja, que solo sirve para desgastar su energía. Aprendan e imiten a los niños. Les dije antes que unos de sus mejores maestros serían ellos. Los niños saben exprimir felicidad de todo aquello que les ocurre, y así deberían poder hacer ustedes. Por las mañanas, al vestirse, antes de salir de casa, no olviden (otra vez…) ponerse el último accesorio: la sonrisa, el mejor de los tratamientos de belleza, que además no tiene costo. Solo tengan cuidado de ponérsela al derecho, y no al revés. Allá en la Tierra no serán responsables de la cara que tengan, pero sí de la cara que pongan.
Y ahora mis hijos, ha llegado el momento. Vayan, y disfruten esa gran experiencia llamada ‘Vida’. Sé que les gustará tanto que, llegado el momento, no querrán dejarla. Hacer esto causará dolor no solo a ustedes, sino también (y en especial) a sus seres queridos, pero les consolará el recordar que aquí estaré, esperándolos para recibirlos con un gran abrazo y ansioso de que me cuenten todo lo que aprendieron. Partan y vivan con valor, y regresen a casa con alegría.”