Muerto en vida, podrido y atrapado sin salida
A que le tenemos miedo los padres.
Miedo, a que los hijos fracasen, que abandonen la escuela, se pongan el uniforme del don nadie, del bueno para nada, del inútil, del fracasado, miedo a que la novia, o el novio, abuse de ellos, a que los utilice para beneficio personal y en lugar de novio, lo convierta en chofer, en secretario particular, en el mensajero, lo lastime emocionalmente, por supuesto miedo a que, el vivales la embarace, después, como en la mayoría de los casos, le dé la espalda, hay miedo a que nuestros hijos salgan dañados, nos dan miedo las malas amistades que por su simple aspecto nos dicen en qué pasos andan, y por instinto, sufrimos cuando no sabemos dónde están nuestros hijos, cuando no responden al celular y estamos toda la madrugada con el Jesús en la boca, especulando que algo malo les sucedió. Por supuesto, pánico a que se conviertan en alcohólicos o drogadictos, adictos a la depresión y la pereza.-
El miedo que también nos invade como padres, es que caigan en cualquier adicción de conductas toxicas, que se pierdan en el juego, arruinen sus vidas, miedo a sus reacciones, a la soberbia que caracteriza a muchos adolescentes, no sabemos comunicarnos, no ponemos límites, no nos enfrentamos a nuestros hijos por miedo y es precisamente por miedo, que cometemos muchos errores, tenemos que recordar que detrás del miedo, no hay nada y de fomentar una actitud positiva ante la vida.
Violencia engendra violencia
Muchos marihuanos que conozco han sido capaces de golpear a sus madres y a sus padres o esposas, se tornan intocables, irritables, insoportables, no se aguantan ni a sí mismos, son neuróticos en potencia, déspotas, indiferentes, groseros, altaneros, egocéntricos, solo piensan en ellos. No tienen el más mínimo sentido de responsabilidad ni de contribución, son merecedores, todo lo quieren peladito y en la boca, servido en charola de plata, y si no es así, el desfile de reproches, quejas y berrinches no se deja esperar, son expertos en dramatizar, en exagerar a su conveniencia las cosas, pero jamás aceptan su rol, debido a que carecen de humildad y de honestidad, son adolescentes conflictivos cuyo camino sin duda es el fracaso total, como pareja, como amigo, como estudiante, como trabajador, debido a su estructura mal encausada, muy lejos del respeto a ellos mismos y en sí a todo su entorno, y cuando un joven es rebelde, no se puede decirle sus verdades, porque es como si le echáramos gasolina a la hoguera, y lo que nunca se había visto, ahora se ve en muchas casas, estos niños marihuanos, dan de patadas en las espinillas a su mamá, retan a golpes a sus papás y son extremadamente violentos, la droga los trasforma en neuróticos intocables. Su pensamiento es cuadrado, sin ninguna posibilidad de que cedan. Confirmando que el hostigamiento, la represión, el obsesivo control, los tonos, las palabras ofensivas, el diálogo neurótico, no son buenos ingredientes para la relación entre padres e hijos.