Columnas - Manuel Rivera

Recuerdos de una vida olvidable

  • Por: MANUEL RIVERA
  • 19 OCTUBRE 2025
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Recuerdos de una vida olvidable

Acabo la semana tragado, junto con la realidad, por el remolino que atrapa lo verdadero, lo hace girar hasta desorientarlo y luego abandona en la superficie unas cuantas partes para construir lo que se quiere sea cierto.

Leí que la gobernadora de Veracruz, la zacatecana Rocío Nahle, consideró "ligero" el desbordamiento en Poza Rica del río Cazones, tal vez no por desconocer la verdad, sino por la explicable necesidad de atenuarla. Quizá ella dijo mentiras, pero no ocultó el don de familia para modelar al gusto la verdad, como lo demuestra su hermano Arturo, también político, a quien alguna vez le dije que era mi "Chanoc" debido a su inteligencia para burlarse de los soberbios con ironía imperceptible y cuestionar sin riesgo el sistema que alimenta y lo alimenta.

Me enteré también de que para María Elena Álvarez-Buylla, quien dirigiera el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología, fue preferible borrar su memoria antes que declarar sobre el conflicto de interés que para los malpensados constituyó asignar directamente una obra de 285 millones de pesos a la empresa que diseñó el estudio de su hija.

Y conocí que en Zacatecas la imagen del aspirante a gobernar la entidad posee tantas caras como fotos hay de quienes se dicen cercanos a la presidenta, coincidiendo, eso sí, todos los pretendientes en considerarla la verdadera decididora, aunque después hagan más grande el remolino que se traga a la realidad y fantasía y produce con ellas una mezcla al gusto de cada individuo.

Enfermo de confusión, mejor me sumo a la tendencia que muestra la volubilidad de lo real trayendo al presente un recuerdo más de mi olvidable vida.

Empiezo...

En ocasiones la gloria o el momento al cual se aspiró, aun sin reconocer tal ambición, llega por sorpresa, caminando de puntillas para acercarse al oído que comunica con el ego y elevar las fantasías de quien pregona ser diferente, pero parece igual que los demás y sin ningún mérito escala hasta donde quien sí lo tiene jamás llegará.

Esta historia comienza en la redacción de un periódico en los años 80, cuando un joven reportero recibió una sencilla encomienda: acompañar al alcalde de Monterrey en su viaje a San Antonio, Texas, y no despegársele ni un momento. En español coloquial, la orden pudo traducirse en "échale a perder sus vacaciones al presidente municipal".

Aunque no tenía nada en contra del funcionario y era buena la relación con su administración, el periodista aceptó el encargo convencido de que no viajaría para importunar, sino para buscar información, aunque esto causara molestias.

Una de sus primeras acciones en la ciudad texana fue acompañar al alcalde Óscar Herrera para saludar a su homólogo Henry Cisneros, quien orgullosamente recordaba que desde 1836 era la primera persona de origen mexicano que gobernaba San Antonio.

En un gesto de cortesía, en su oficina Cisneros invitó a Herrera para que participara en el desfile cívico que coincidía con la visita del alcalde regiomontano, convocatoria que fue aceptada y el reportero hizo también suya.

El día del evento, el periodista abordó junto con el alcalde viajero y el secretario particular de este un flamante automóvil negro que seguía a otro similar en el que iba Cisneros encabezando la parada civil.

Sin embargo, siempre atento con su casi paisano, el mayor de San Antonio pronto detuvo el avance de su vehículo y pidió a su colega mexicano que lo acompañara, provocando que el joven intruso y el asistente de Herrera continuaran solos el desfile en un vehículo identificado como el del visitante de México.

Ni el reportero ni el empleado municipal tuvieron corazón para no devolver en su trayecto los efusivos saludos de la muchedumbre, en su mayoría de origen mexicano y en la que algunos creían vitoreaban a un alcalde del país del que migraron. El informador no sólo cumplió con su encargo, sino que, sin buscarla, conoció la gloria por un día.

Tan banal relato llevaría a un par de conclusiones: en el mundo de la política lo que parece no siempre es, universo en el cual, además, la ilusión propia se mantiene con el dinero de todos.

A eso llegué tras infiltrarme en el desfile.


riverayasociados@hotmail.com


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