Sudor, saliva y suela

En la política de calle, esa que se hace con tierra, territorio y contacto humano, hay una expresión que ha trascendido colores, partidos y sexenios: sudor, saliva y suela. Tres palabras que resumen el método clásico del trabajo político de base. Sudor, por el esfuerzo constante; saliva, por el discurso que convence; y suela, por el desgaste que implica recorrer, escuchar y estar presente. No es una técnica exclusiva de algún partido, sino un código compartido por quienes entienden que el poder no se construye desde la comodidad, sino desde el contacto.
En ese contexto, la presidenta Claudia Sheinbaum ha apostado por una narrativa que busca recuperar, desde un nuevo lugar institucional, el peso simbólico del territorio. A diferencia de quienes han gobernado desde el centro, su estrategia parece centrarse en caminar el país, hacer visible su liderazgo en las regiones y establecer contacto directo con la ciudadanía.
Estas giras no son meramente operativas. Cada visita busca comunicar algo más que acciones de gobierno: proyectar autoridad, continuidad y control. La señal es clara: el poder no solo se ejerce desde el escritorio, también desde el territorio.
En Tamaulipas, por ejemplo, Sheinbaum presentó el programa "Vivienda para el Bienestar" en Matamoros y visitó Reynosa, una ciudad recientemente golpeada por severas inundaciones. Ambos actos, aunque oficiales, funcionan también como símbolos de presencia política. Es una forma de responder desde el terreno, no sólo desde el discurso.
Pero estas visitas también tienen un mensaje hacia dentro de su movimiento. En un escenario donde emergen tensiones internas, diferencias legislativas y posturas encontradas, salir al territorio ayuda a reafirmar el liderazgo. La gira no sólo es institucional, es estratégica.
Desde la perspectiva de la comunicación política, lo que se está construyendo es un discurso itinerante. No se trata sólo de hablar, sino de hacer visible el mensaje a través de la acción. En tiempos donde el desgaste de las instituciones y la desconexión con la gente es una constante, caminar el país puede ser más efectivo que cualquier cadena nacional.
Porque en política, el territorio no sólo se recorre, se interpreta.
Como dijo Rosa Luxemburgo, filósofa y activista alemana de principios del siglo XX: "El que no se mueve no siente sus cadenas."
Y mientras unos eligen mantenerse en la comodidad del discurso, el liderazgo auténtico se mide en pasos, no en palabras. Porque en esta etapa de la historia, más que gobernar desde el poder, se trata de comunicar desde el territorio.
Con sudor, saliva y suela.
El autor es Consultor en Comunicación Política