Las grandes autoras latinoamericanas resucitan
Sellos grandes y pequeños recuperan las obras de Elena Garro, Marvel Moreno, María Luisa Bombal, Sara Gallardo, Armonía Somers, Marta Lynch, Rosario Castellanos, Alejandra Pizarnik o Albalucía Ángel, y reivindican el papel de las mujeres en el mapa literario en español del siglo XX
La escritora mexicana Elena Garro (1916-1998).
Algunas fueron contemporáneas y se conocieron, otras no, tampoco compartían nacionalidad, pero todas ellas tuvieron vocación y empeño literario en un tiempo en el que las mujeres con ambiciones artísticas se salían de la norma y estaban abocadas a ser la excepción. Sus biografías tienen un tinte de rebeldía que en muchos casos marcó trágicamente sus vidas. Pese a todo lograron publicar sus libros, recibieron algunos premios, fueron saludadas por sus contemporáneos y formaron parte de distintos círculos literarios a lo largo del siglo XX.
En algunos casos tuvieron notables éxitos de ventas, o con el correr de los años se convirtieron en autoras de culto para entendidos, pero sus obras, que casi siempre ocuparon los márgenes, quedaron irremisiblemente olvidadas. Quizá por eso su resurrección hoy resulta tan atronadora. En los últimos cinco años las mesas de novedades se han ido llenando con títulos de Elena Garro, Marvel Moreno, Sara Gallardo, Armonía Somers, María Luisa Bombal, Albalucía Ángel o Ámparo Dávila (un caso aparte es el de Alejandra Pizarnik, convertida en icono de masas). En este 2025 llegan la novela que transformó a Marta Lynch en un fenómeno en la Argentina de los años sesenta, La alfombra roja (Paripé Books); la antología poética de Rosario Castellanos, Mujer de buenas intenciones (Random); y dos libros de Elena Garro: Inés (Espinas), y Memorias de España 1937 (Bamba).
"La invisibilidad de las mujeres no ha sido por un problema de calidad", apunta la poeta y escritora María Negroni por teléfono. "No hubo escucha para esas voces, incluso te diría que un caso paradigmático de esto es Pizarnik que, aunque estuvo apoyada por Octavio Paz y Julio Cortázar, durante mucho tiempo era vista como una autora de chicas, demasiado lírica, con poesías de bellas imágenes. Estaba excluida del canon, era poco leída en Argentina", señala, antes de subrayar la potencia excepcional de su voz poética y el arriesgado y radical viaje que tomó con La bucanera de Pernambuco o Hilda la polígrafa, una obra con "la lengua estallada".
Lo cierto es que tanto la poesía como la prosa y los diarios de Alejandra Pizarnik (1936-1972) se han convertido en un rotundo éxito entre un público que llega a ella con frecuencia por redes sociales como Tik Tok. "Es una de nuestras autoras más vendidas", señala Pilar Reyes, directora editorial de la división literaria de Penguin Random House, y desde París, una ciudad fundamental para la poeta, el venezolano Gustavo Guerrero, escritor, profesor y asesor del sello Gallimard, confirma que el huracán Pizarnik arrasa también en Francia. "Se ha convertido de alguna manera en el doble de Sylvia Plath, con quien comparte un mismo final trágico", apunta.
París es un importante punto de conexión geográfica entre muchas de estas autoras latinoamericanas hoy recuperadas: María Luisa Bombal, Elena Garro, Marvel Moreno, Pizarnik o Albalucía Ángel también vivieron allí en distintas etapas. La chilena Bombal (1910-1980) llegó de niña, con su madre y sus hermanas tras la muerte de su padre, allí terminó la escuela y estudió en la Soborna y en un taller de teatro. No regresaría a Chile hasta los 20 años, y fue entonces cuando vivió una apasionada historia de amor con un piloto de familia adinerada que acabó por ignorarla. Bombal se refugió en Argentina al amparo de Pablo Neruda, trató a Borges, a Victoria Ocampo, a Federico García Lorca y debutó como novelista a los 23 años con La última niebla —novela reeditada en 2021 por Seix Barral en un volumen junto a La amortajada—. A su regreso a Chile disparó e hirió al piloto y acabó marchando a Estados Unidos, donde se casó con Raphael Saint-Phalle, nació su hija y pasó las siguientes tres décadas. Influida por el surrealismo y las vanguardias, es una clara precursora del realismo mágico, cuyas novelas y cuentos dialogan con el trabajo posterior, entre otros, de Juan Rulfo.
"Bombal es una figura capital de la literatura fantástica latinoamericana", explica Negroni, quien conecta su renacimiento editorial y el de otras autoras con un fenómeno comercial, que trata de alimentar la demanda de un nuevo público de lectoras, y también con la presencia "mucho más fuerte hoy de escritoras latinoamericanas que buscan su genealogía, sus antecesoras, su tradición". Y en esta nueva conversación con el presente incide también Gustavo Guerrero: "Muchos de estos textos están más a tono con lo que se hace hoy, con ese registro cercano a lo gótico, al horror, al realismo mágico de Fernanda Melchor, Mariana Enríquez, Mónica Ojeda o Samantha Schweblin. Este es un momento bien interesante de reajuste del canon, que no tiene que ver con el borrado como algunos temen, sino que incorpora lo femenino para ampliar y completar el horizonte histórico".
Esa veta gótica o de terror aparece en los relatos y novelas de la uruguaya Armonía Somers (1914-1994), recuperados por dos sellos independientes, Páginas de Espuma y Trampa, en los últimos años, y en los Cuentos reunidos de la mexicana Amparo Dávila (1928-2020), quien triunfa este 2025 en EE UU con una traducción de El huésped y otros relatos siniestros publicada por New Directions, histórico sello que también publica a Pizarnik. Pero la riqueza formal y temática de estas autoras no se circunscribe a un género y lo que hoy llega a los lectores abarca un amplio campo de arriesgadas propuestas que empujaron desde muchos frentes la literatura en español en el siglo XX. Ahí están la novela inédita de la colombiana Marvel Moreno (1939-1995) El tiempo de las amazonas, publicada por Alfaguara en 2020; la experimental Los girasoles en invierno (primer título del sello Lava), escrita por Albalucía Ángel (Pereira, 85 años), autora cuya novela sobre el periodo de violencia en Colombia, Estaba la pájara pinta sentada en el verde limón, ha sido rescatada por Navona; la emblemática Los recuerdos del porvenir de la mexicana Elena Garro (1916-1998); o la brillante oralidad de la mítica Eisejuaz que firmó la argentina Sara Gallardo (1931-1988).
La tardanza en la publicación de la última novela de Marvel Moreno, una obra que la autora no dio por concluida ni envió a ninguna editorial, se debió a las dudas que tenían sus hijas. "Marvel estaba puliendo la piedra aún y esto se ve si se compara el libro con otras de sus obras, pero es una novela maravillosa de latinoamericanos en París, que está contada de otro modo y que ahora encontró su tiempo", explica Pilar Reyes. Casada con Plinio Apuleyo Mendoza y próxima al círculo de Barranquilla del que formaba parte García Márquez, Moreno conoció y frecuentó a los autores del bum, pero pensar en su obra y en la de otras autoras que trataron a estos escritores como satélites de esa órbita no hace justicia a su calidad literaria, que merece ser reconocida por derecho propio. "El bum tiene muy marcadas sus señas de identidad. Fue caprichoso, pero funcionó, y tuvo una amplia repercusión internacional", señala Reyes y añade que grandes autores como Borges, Carpentier y muchos otros no estaban en el bum, un fenómeno comercial transfronterizo impulsado por la agente Carmen Balcells y que quedó circunscrito a Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes y apenas José Donoso. "Interrogarse sobre el lugar que ocupaba la escritura de las mujeres en ese mismo momento es una pregunta legítima. Y esa capacidad de visibilizarlas hoy me parece fundamental, pero lo haría con sus propios nombres, no en relación el bum como referente. Las mujeres desaparecen más en el tiempo, ese es un patrón histórico real y complejo. Pensar hoy juntos esas autoras y releerlas puede desatar una pequeña gran revolución", reflexiona.
Los editores de Malas tierras se encontraron con Sara Gallardo en una biblioteca de clásicos que dirigió Ricardo Piglia para Clarín, y su fascinación con Eisejuaz les llevó a publicar otros tres títulos de la escritora y periodista argentina. "Los galgos, los galgos ya va por la cuarta edición. Gallardo es una autora difícil de catalogar que nunca repite la misma propuesta en sus libros. Con Enero trató por primera vez una violación y la cuestión del aborto, algo que en estos años ha sido importante para su recuperación", dice el editor Nicolás Cañete, quien alude "a los mecanismos comerciales del canon" y al "barbecho" que pasan algunas obras. "El silenciamiento de Gallardo tiene que ver con que no se la percibió", asegura María Negroni. "Pero su segundo esposo, Héctor Murena, era escritor y secretario de la revista Sur y tampoco él fue tan popular. Creo que todo el grupo cercano a esa publicación fue cuestionado porque se le consideraba conservador".
Los vaivenes revolucionarios y las dictaduras del continente latinoamericano en la segunda mitad del siglo XX tuvieron un fuerte eco en escritores e intelectuales del que no quedaron aisladas las mujeres. Al fin, el juicio que se hizo sobre algunas de ellas quizá sirva para explicar por qué algunas quedaron aisladas, rodeadas de un incómodo silencio que afectó a la difusión posterior de su obra.
La política marcó desde el principio la fulgurante carrera de Marta Lynch (1925-1985) y de alguna manera también su final, como explica Patricio Binaghi, editor de Paripé Books, sello que ha recuperado en Argentina su primera novela que llega a España a finales de junio: "Tenía prestigio y vendió mucho, la editó Jorge Álvarez, que también sacó a Rodolfo Walsh y a Piglia. Lynch fue la primera que captó la relación entre política y literatura en un país que vive la política a flor piel", explica. "Trabajó en el gobierno del progresista Frondizi y aquello inspiró su debut, La alfombra roja, un superventas que la catapultó a la fama. También estuvo en el vuelo que trajo de vuelta a Perón desde Madrid. Se relacionó con el poder y le gustaba. Pero, aunque intercedió para que liberaran a algunos escritores detenidos, su ambigüedad con el golpe militar le pasó factura. Su obra, como la de su contemporánea Beatriz Guido, a quien también publicaremos, merece ser recuperada".
Elena Garro también quedó atrapada en las fuertes disputas políticas de 1968 por su apoyo a Carlos Madrazo y su denuncia del papel que jugaron profesores e intelectuales en las protestas estudiantiles que desembocaron en la matanza del 2 de octubre. Implacable, mordaz, seductora, excéntrica, brillante y dotada de un enorme talento, la escritora abandonó los estudios para casarse al contar apenas 20 años con Octavio Paz, valedor e impulsor de la publicación de su obra cuando ya se habían separado tras una larga y tormentosa relación. Su figura resurge ahora con inusitada fuerza: Jazmina Barrera se adentró en el laberinto Garro en La reina de espadas (Lumen, 2024) y los libros de la autora son rescatados con mimo por un puñado de sellos. La edición crítica en Cátedra de Los recuerdos del porvenir se sumó en 2024 a la reedición de 2019 de ese mismo título en Alfaguara que incluyó textos de Gabriela Cabezón Cámara, Guadalupe Nettel o Carolina Sanín, entre otras autoras actuales. El sello Bamba también acaba de rescatar Memorias de España 1937, el texto que Garro escribió a finales de los setenta sobre su viaje con Paz al congreso de escritores que se celebró en Valencia en plena Guerra Civil y donde recuerda su encuentro con Miguel Hernández, Antonio Machado, Rafael Alberti, León Felipe, Luis Cernuda, César Vallejo o Pablo Neruda, entre otros.
Entre los motivos que explican el silenciamiento o la invisibilidad de las obras que escribieron y publicaron estas mujeres latinoamericanas cabe mencionar uno que se suele pasar por alto: detrás de sus legados no hubo un abnegado deudo que empujara su vigencia, como ocurre con frecuencia en el caso de las viudas de escritores. Pero el proceso de su renacimiento ya está en marcha y a esta lista cabe esperar que se sumarán nuevos nombres (Teresa de la Parra, Inés Arredondo, Lydia Cabrera son los que menciona Guerrero). Habrá muchas más ocasiones de celebrar "la singularidad e insularidad", como dice Negroni, de estas voces literarias que ensanchan irremediablemente el canon.
Cuentos reunidos
Amparo Dávila
De miedo en miedo
Armonía Somers
Cuentos completos
Armonía Somers
Eisejuaz
Sara Gallardo
Los galgos, los galgos
Sara Gallardo
La última niebla | La amortajada
María Luisa Bombal
Los girasoles en invierno
Albalucía Ángel
Estaba la pájara pinta sentada en el verde limón
Albalucía Ángel
Poesía Completa
Alejandra Pizarnik
Una traición mística
Alejandra Pizarnik
Inés
Elena Garro
Memorias de España 1937
Elena Garro
Testimonios sobre Mariana
Elena Garro
Los recuerdos del porvenir
Elena Garro
Mujer de buenas intenciones
Rosario Castellanos
La alfombra roja
Marta Lynch
La poeta argentina Alejandra Pizarnik (1934-1955).