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Colmenas en resistencia

Buscan salvar a las abejas nativas de Perú frente a la pérdida de bosques
  • Por: El País
  • 21 / Junio / 2025 - 08:48 a.m.
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Colmenas en resistencia

Las abejas sin aguijón son preservadas en los bosques por comunidades indígenas y científicos.

Una tras otra, las abejas sin aguijón regresan a la caja de madera. Algunas traen polen pegado a sus patas traseras; otras, néctar en sus buches. Entran al nido, desaparecen por un instante y emergen de nuevo. Son pequeñas, discretas e incapaces de volar más allá de unos pocos cientos de metros. Las Meliponini dependen de que todo esté cerca. Su mundo está atado al bosque que han polinizado durante millones de años.

Pero ese mundo se encoge. Para encontrarlas en Perú, hay que caminar más de dos horas entre campos abiertos y tierras deforestadas hasta alcanzar los árboles más altos. "Los nidos silvestres solo resisten donde aún hay bosque virgen", dice Heriberto Vela, meliponicultor de 58 años de San Francisco, una pequeña comunidad indígena sin carreteras ni señal en Loreto, en el norte de la Amazonia. A orillas del río Marañón, los kukama kukamiria han construido pequeños santuarios de madera. Los cuidan para protegerlas de las Apis mellifera, abejas traídas por los colonizadores desde Europa y extendidas por todo el continente, capaces de prosperar donde las nativas no pueden. Los cuidan para resistir.

Herederas del bosque

"A veces pienso en los años que perdí sin estudiar estas abejas", dice César Delgado, entomólogo de origen kukama kukamiria y uno de los mayores expertos en abejas sin aguijón de Perú. Sus ojos, intensos y vibrantes, son propios de quien se dedica a desentrañar lo que otros apenas ven. Desde 1997 trabaja en el Instituto de Investigaciones de la Amazonia Peruana (IIAP) y, desde hace una década se especializa en las Meliponini y sus patrones de polinización. "Su diversidad es impresionante, pero estamos lejos de comprenderla por completo". De las 20.000 especies de abejas en el mundo, las Meliponini son uno de los linajes más numerosos, con más de 550 especies. En América Latina se han identificado más de 400 de estos insectos sin aguijón. En Perú, existen al menos 175, aunque se cree que podría haber el doble.

Según un libro de Christoph Grüter, investigador de insectos sociales, las Meliponini llevan más de 70 millones de años de evolución y convivieron con los dinosaurios, cuando ya habían perdido su aguijón funcional. Mucho antes de la llegada de los colonizadores y la introducción de Apis mellifera, en Perú, en 1857, los pueblos indígenas ya conocían bien a estas abejas: en qué árboles anidaban, cuándo cosechar su miel y cómo utilizarla. Su vínculo con estas abejas nativas es tan antiguo —y tan espiritual— como con el mismo bosque. En ambos casos, su supervivencia depende de que el territorio siga en pie.

Curan, polinizan y sostienen el bosque

Heriberto Vela conoció a César Delgado en 2018, cuando él era guardaparques de la Reserva Nacional Pacaya-Samiria, en Loreto. En aquel entonces, cuidaba tres nidos silvestres sin mucho conocimiento técnico. Pero, poco a poco, ha ido aprendiendo y ahora trabajan juntos en el meliponario familiar en San Francisco, donde Vela cría cinco especies de abejas sin aguijón. Una de las más populares es la Melipona eburnea, llamada por los kukama boca de sapo o ronsapilla.

Delgado revisa una de las 46 cajas de crianza y deja al descubierto una arquitectura viva de potes de miel, polen y cera construidos por esa especie de cuerpo robusto y cobrizo. "Cada caja es una pequeña comunidad que se organiza mejor que nosotros", explica Vela, quien también cuida 40 nidos silvestres en árboles monitoreados con GPS. "Ni se dan cuenta de que estoy cosechando su miel", continúa mientras extrae una gota ámbar con una jeringa. Más líquida que la de Apis mellifera, su sabor plasma el paisaje que polinizan: más cítrica, más herbal y menos empalagosa. Vela explica que esta miel ha sido alimento y medicina para heridas, infecciones y hasta resfriados entre los kukama.

Esta tradición ancestral ha sido respaldada por una investigación pionera de César Delgado y Rosa Vásquez Espinoza, bióloga química y fundadora de la ONG Amazon Research International. Su estudio confirmó que las mieles de Melipona eburnea y Tetragonisca angustula, otra especie más pequeña conocida como ramichi o angelita, contienen moléculas medicinales con propiedades anticancerígenas, antibacterianas, antiinflamatorias y antivirales.

Pero su producción es limitada. Mientras la Apis mellifera produce entre 20 y 30 litros de miel cada año, las nativas generan entre uno y tres litros.


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