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Investigación sobre vida extrauterina y desarrollo embrionario

Investigación científica revela avances en vida extrauterina y embrión artificial.
  • Por: Agencia Reforma
  • 23 / Junio / 2025 - 08:34 p.m.
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Investigación sobre vida extrauterina y desarrollo embrionario

Desde hace casi una década, el científico mexiquense Alejandro Aguilera Castrejón intenta descifrar una inquietud que algunos considerarían quizás antinatural: ¿Es posible la vida sin una madre de por medio?

En específico la de los mamíferos, como los ratones con los que el joven biólogo de 33 años, egresado de la UNAM, maestro y doctor en Ciencias de la Vida por el Instituto Weizmann de Israel, ha trabajado estableciendo exitosamente sistemas para el crecimiento de embriones sin necesidad de un útero materno, proceso conocido como ectogénesis.

"Me interesa saber qué tanto la madre provee señales durante el desarrollo de los mamíferos, y si es realmente posible que en la ausencia completa de la madre un mamífero se desarrolle de manera normal", remarca en entrevista.

"Puede que a lo mejor sea imposible, que haya señales que no entendemos y que se necesitan de la madre para que el embrión pueda crecer", prosigue. "Pero yo creo que, si estudiamos esto a fondo, sí se pueden encontrar todas las señales que la madre le da al embrión, y entonces recrearlas en un sistema completamente in vitro".

El principal objetivo de esto es entender cómo se organizan las células para formar los órganos y tejidos en el desarrollo embrionario temprano, lo cual puede observarse directamente con este sistema de cultivo ex útero, expone Aguilera Castrejón, quien en 2021 firmó como autor principal la publicación que reportaba en la revista científica Nature, sobre el crecimiento de un embrión de roedor dentro de un útero artificial.

Esto se hace, explica, con embriones tomados directamente de una hembra de ratón fecundada o creados sintéticamente a partir de células madre, los cuales se colocan en un medio específico compuesto de suero de roedor y humano que les provee de todo lo necesario para mantenerlos con vida y desarrollándose apropiadamente.

"Si tú la sangre la centrifugas y le quitas las células, todos los componentes como los nutrientes, hormonas, factores de crecimiento, todo eso se queda en el suero, y es lo que nos mantiene vivos; entonces, esos sueros los usamos para también mantener vivos a estos embriones. Ése es el medio en el que están creciendo", describe el titular de su propio laboratorio en el Instituto Médico Howard Hughes (HHMI, por sus siglas en inglés), en Virginia, Estados Unidos.

"Los ponemos dentro de unas botellitas que están constantemente girando, y esto ayuda a que el medio entre mejor dentro del cuerpo del embrión; esta botella está rotando dentro de una máquina que mantiene la temperatura a 37 grados, y esta máquina también pasa oxígeno y dióxido de carbono a diferentes concentraciones dependiendo del día y también a flujo y presión específicos".

De esta forma es como han logrado que embriones crezcan hasta por 12 días; "pasan de ser sólo una masa de células a ser ya, digamos, un animal con ejes establecidos: cabeza, cola, etcétera", apunta Aguilera Castrejón, actualmente enfocado en mejorar este proceso.

"Estamos intentando ya crear nuevos sistemas que te permitan crecer embriones hasta etapas más avanzadas del desarrollo, que ya implicarían como una placenta artificial y ese tipo de cosas. Pero apenas estamos empezando a desarrollar esas investigaciones", adelanta el científico, enfático en cuanto a que no se trata de hacerlo sólo porque sí, sino que hay potenciales beneficios muy importantes.

"Una vez que tú conoces cómo se forman los órganos en estas etapas tempranas, este conocimiento puede ser usado para establecer protocolos de medicina regenerativa donde a partir de células puedas crear órganos imitando lo que pasa durante el desarrollo embrionario".

Incluso habría la posibilidad de que una investigación como ésta eventualmente contribuya al tratamiento de enfermedades congénitas, añade, y así lo habrá de enfatizar durante su participación en el simposio "El don de la vida y la ciencia moderna: Avances sobre úteros y placentas artificiales en humanos", a celebrado este 25 de junio en la Universidad Pontificia de México.

"Me parece importante que los científicos tengan más diálogo con las personas que no son de ciencia. Muchas veces la gente no sabe realmente qué hacemos, y yo creo que lo que hacemos al final es para beneficio de la humanidad. Entonces, para mí es importante participar en este tipo de eventos también", dice el joven científico que se reconoce como agnóstico.

"En mi familia la mayoría son gente religiosa, y les he explicado lo mismo; al final, pues sí se han convencido. Entonces, espero que también pueda convencer a más gente de que lo que hacemos realmente es -creo que- por el beneficio de la humanidad", insiste.

'No sabía qué hace un biólogo'

Aguilera Castrejón es el menor de siete hermanos, tres de los cuáles se sumaron al negocio familiar de la tapicería.

"A mí no me gustaba, me parecía un trabajo muy difícil. A veces mi papá me ponía a trabajar con él, pero nunca me gustó", cuenta quien, entonces, optó por dedicarse al estudio, y cuyo trayecto desde Ecatepec, donde nació, hasta la Facultad de Ciencias de la UNAM era de dos horas.

Mientras él se mantuviera en la escuela, sus padres en realidad no tenían objeción alguna hacia sus intereses; "de hecho, mi mamá (de oficio costurera) pensaba que yo estudiaba psicología; por muchos años decía que yo estudiaba psicología porque para ella eran casi lo mismo biología y psicología", recuerda.

"Ellos estudiaron solamente la primaria, entonces realmente no sabían ni siquiera qué hace un biólogo. Yo creo que cuando entré a la carrera, tampoco sabía qué hacía un biólogo", admite quien a la postre se convertiría en el primer mexicano en encabezar su propio laboratorio en el HHMI, reconocido además en la lista de "Innovators under 35" por la MIT Technology Review.

"Entonces, creo que estoy aquí un poco por azar; fui descubriendo que había oportunidad de trabajar en investigación mientras estuve allí en la UNAM", continúa el joven que entró a estudiar biología guiado por su pasión por los animales -lleva tatuados un jaguar, un tiburón y un rinoceronte-, y al principio se imaginaba más bien trabajando en la selva.

Hoy, si bien reconoce que le gustaría regresar al País, lamenta que no existan las condiciones necesarias de apoyo a la ciencia para poder continuar con el trabajo que lo ha catapultado hasta su posición actual.

"En Estados Unidos lo ven como un negocio; al final, la tecnología y la ciencia también generan dinero. Pero en México el Gobierno no tiene esta visión, y desafortunadamente no hay tantos recursos; sí es una diferencia muy drástica. Yo creo que, al menos lo que hago yo, sería imposible de hacer en México".

De bombardeos a la ola antimigrante

Gracias a que vivía más cerca de Jerusalén que de la frontera israelí con Gaza, Aguilera Castrejón pudo estar a salvo durante el ataque perpetrado por el movimiento islamista palestino Hamás el 7 de octubre de 2023, evento que detonó la guerra aún en curso.

"Siempre era un poco complicado, pero creo que al final también te acostumbrabas a escuchar estas alarmas de los misiles y eso", comparte el científico, cuyo laboratorio donde laboró en el Instituto Weizmann de Ciencias acaba de resultar dañado por el fuego cruzado que Israel mantiene ahora también con Irán.

"Para mí, México es más peligroso que Israel en guerra", opina Aguilera Castrejón, con cierto humor. "Donde yo vivía, en Ecatepec, me daba más miedo salir que salir durante la guerra en Israel".

Alumno del biólogo palestino Jacob H. Hanna, el mexiquense recuerda que lo que le resultó más difícil de vivir en Israel fueron las diferencias culturales. Y si bien desde su paso por la nación hebrea ha procurado mantenerse al margen de lo político, no por eso carece de una opinión propia sobre lo que sucede.

"Es un escenario complicado, y yo no veo realmente una solución pronta a ese problema; ambas partes solamente quieren eliminar a la otra. Mucha gente sí quiere vivir en paz, pero ambos gobiernos no quieren eso. Entonces, yo no creo que se resuelva ni en décadas".

Luego de esta experiencia durante sus años formativos, Aguilera Castrejón ahora encara otro contexto complicado dada la persecución a migrantes y el embate a las instituciones científicas por parte del Presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

"Siempre salimos ya con nuestros documentos a todos lados, aunque vayas a la tienda, para que si alguien te detiene, pues tú les muestras que estás aquí legalmente", refiere el joven investigador, inquieto sobre la posibilidad de que sea más complicado su regreso a la nación vecina.

"Y Trump sí ha atacado mucho a la ciencia", agrega, aunque con cierta tranquilidad debido a que en su institución no dependen de recursos públicos; "mucha gente dice que es el peor periodo para la ciencia en la historia de Estados Unidos".

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