Domingo Cultural

Vivir en la simulación (cuántica): cuando el arte explica la física que nadie entiende

Multiversos, teletransportación y universos paralelos: avances científicos acaparan ficciones y ensayos mientras la Red imagina realidades deseadas y sospecha de la que vivimos
  • Por: Noelia Ramírez
  • 25 / Mayo / 2025 - 11:04 a.m.
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Vivir en la simulación (cuántica): cuando el arte explica la física que nadie entiende

El artista brasileño Pedro Torres junto a parte de su díptico de neón titulado an observation, a version (2022).

"Creo que puedo decir con seguridad que nadie entiende la mecánica cuántica". Algo ha roto la profecía que parecía autocumplida y que entonó el físico teórico Richard Feynman en una conferencia en 1964. Lejos de criticar al estamento científico, la famosa cita invitaba a asumir la brecha de complejidad en la comprensión de una mecánica llamada a revolucionarlo todo.

Si hace un siglo irrumpieron las primeras teorías que dinamitaron la concepción del universo —el principio de incertidumbre de Heisenberg sobre cómo en el estado subatómico la realidad es de carácter inmedible se presentó en Copenhague en 1927—, han sido las últimas dos décadas las que han acelerado y expandido una nueva cosmovisión con su segunda revolución, la de la supercomputación cuántica, esa tecnología a la que mira toda grande tecnológica y que baraja cifras de inversión millonaria. La expectación tiene lógica: en 2017 varios científicos chinos lograron teletransportar un fotón desde la Tierra a un satélite a una distancia de más de 500 kilómetros y ahora son los cúbits (la unidad básica de información en computación cuántica) los que también se teletransportan y abren la vía del internet cuántico, pudiendo resolver en pocos minutos problemas que a un ordenador normal con bits le costaría años. Avances que nos acercan cada vez más a saber si el físico Asher Peres tenía razón en 1993 cuando afirmó poéticamente que en caso de poder teletransportarnos, solo nuestra alma (y no el cuerpo) podría hacerlo.

Ahora que sabemos que en el nanoverso no existe el sentido común ni las cosas caen por su propio peso, ¿qué historias nos estamos contando para dar sentido a un escenario llamado a descolocarnos? Si esas narraciones y representaciones llegan, además, en tiempos de asfixia política y social, ¿qué bifurcaciones ha tomado la trama cuántica cuando internet y el conspiracionismo de las redes han acelerado el proceso de desconfianza del principio de realidad?


Abrazar la incertidumbre

Si Mónica Bello tuviera que recomendar una película sobre mecánica cuántica, no se quedaría con ninguna de Christopher Nolan. "Con cada proyecto, Nolan envía a Ginebra a su equipo para investigar y es muy preciso con la ciencia en sus guiones, pero yo abogo mucho más por Denis Villeneuve. La llegada (Arrival), sobre la imposibilidad de entender al otro y la transformación del mundo, es una película que se comenta mucho más en el CERN", dice la directora de Arts at CERN en una de las salas del Centro Internacional de Cultura Contemporánea Tabakalera de San Sebastián.

Estamos a finales de febrero y la gallega, que lleva una década instalada en Suiza mediando entre artistas y científicos en el laboratorio de investigación básica más importante del mundo, es la encargada de inaugurar la exposición Visiones cuánticas. En esta muestra sobre la intersección entre arte y ciencia que ha comisionado, en la que también colabora el centro de investigación Donostia International Physics Center (DIPC) y el estudio Morgan Crea, Bello ha seleccionado a 11 artistas nacionales e internacionales para responder a la pregunta del millón: "Si el universo es cuántico, ¿cómo podemos asimilar esta idea?". El resultado son 11 propuestas que después se exhibirán en centros artísticos de Eindhoven (MU) o Basel (HEK) y que ofrecen miradas muy particulares al gran rompecabezas de la física cuántica. Un reto hasta para el estamento científico, que lleva décadas tratando de divulgar y hacer comprensibles las dinámicas del mundo subatómico mientras los humanos sobrevivimos descolocados en el mundo clásico, limitados por el lenguaje y las representaciones del tiempo, espacio y materia.

'Probable Drawings' (2025), de Semiconductor (Ruth Jarman & Joe Gerhardt), en la exposición 'Visiones cuánticas' de Tabakalera de San Sebastián. En la obra, una serie de dibujos reflexionan sobre lo incierto de la cuántica. Cada dibujo está hecho con una sola línea continua, que representa los orbitales electrónicos, zonas donde los electrones podrían estar, pero nunca con total certeza.

"[El físico] Paul Dirac decía que la física cuántica es filosofía experimental, pero ya no estamos en ese lugar. Las tecnologías cuánticas ya se pueden probar, hay evidencias y se puede decir: ´Esto es cuántico´. A un artista o una persona curiosa, esta afirmación le entusiasma porque constata que esa intuición que se tenía de la posibilidad de ese mundo ya se ha probado experimentalmente", aclara esta pionera, responsable de trazar la genealogía del arte cuántico.

Bello ha asistido a una media de unos 200 artistas en los 10 años que lleva en el CERN y en 2019 fue la responsable de coordinar la exposición Cuántica en el Centre de Cultura Contemporànea de Barcelona (­CCCB). La comisaria e historiadora del arte percibe un salto evolutivo y una "confianza mucho más especulativa" en la intuición que conecta a artistas y científicos para imaginar, parafraseando la teoría del especialista en gravedad cuántica Bryce DeWitt, la interpretación de los muchos mundos posibles. "Diez años parece poco, pero en los artistas han sedimentado ya unas competencias, una confianza y una mirada hacia la física que no teníamos antes", destaca.

Explorando los fundamentos de la indeterminación, la probabilidad y la incertidumbre, entre las 11 propuestas de Visiones cuánticas destaca Ensayo fílmico sobre la sordoceguera, de la cineasta Jaione Camborda, la primera directora española ganadora de la Concha de Oro en el festival de San Sebastián por O corno en 2023. Tras pasar por el CERN, en lo que la creadora define como "un viaje abrumador, intenso y complejo, donde todo es enorme, trascendental, enorme y minúsculo a la vez", Camborda ha creado una instalación sobre una película que no se ve, aunque existe.

El filme se proyecta en un cuarto oscuro donde la pantalla no muestra imágenes, pero se intuyen, mientras la luz del proyector crea un halo particular en función de la posición del espectador y los sonidos apelan a un idioma (aparentemente) inteligible. Otra obra a destacar entre nombres como Abelardo Gil-Fournier, Nicole L´Huillier o Alice Bucknell es Quantal Canto, de Adriana Knouf, una metafórica pieza construida con cobre, madera y cables que conecta la identidad trans de la artista con el lenguaje no binario y las superposiciones en las imperfecciones de sonido de los cúbits. "Lo queer es esa posibilidad de que una identidad, un cuerpo, una forma de vida se transforme en otra identidad. Si vas a la cuántica, esto es un dato de manual: un electrón, en cuanto lo observas, ya cambia de lugar. Por eso esta muestra es tan excitante, la intuición artística está yendo más allá de la mera analogía", apunta Bello.


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