La osadía del 'guachicol'
El escenario político-electoral tamaulipeco está hirviendo. Los candidatos que creían todo sería miel sobre hojuelas, andan nerviosos (as), muy tensos, al borde de la desesperación y el colapso. Uno de ellos, en los últimos días de campaña –Olga Sosa, quien busca la senaduría de la República al amparo de Morena–, es la más sensible.
El millón de votos que presumía en la nomenclatura guinda que llevaría a la campaña de la candidata presidencial, Claudia Sheinbaum, se le está escurriendo, por su bajo perfil como aspirante y por su incapacidad para conectar con un electorado cansado de su sonrisa sintética y su hueco discurso.
A lo sumo, Sosa y su compañero de fórmula, José Ramón Gómez Leal, a juicio de proyecciones objetivas y racionales, el partido del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, en una cosecha de votos generosa, apenas rebasaría los 700 mil sufragios en la región; es decir, los candidatos, –Sosa y JR– mostrarán un déficit de 300 mil votos en el corte final en las mesas de casillas.
La presión la trae la tampiqueña. Fue la más pretenciosa al momento de pelear la candidatura; se le pasó el optimismo electoral.
Muy probablemente por ello, Olga anda desconcentrada, irascible, casi al borde del estallamiento.
Regaña a los candidatos a alcaldes, agrede a los candidatos a diputados, y a algunos los ofende culpándolos de la baja respuesta de la ciudadanía a su proyecto.
Uno de los candidatos a alcalde que se llevó una reprimenda fue el candidato Makyito; lo obligó a sacar propaganda en donde llama a votar todo por MORENA. El muchacho fue agarrado en babia, y le hizo caso a la candidata.
Era de esperarse: Maky se le fue a la yugular a su propio hijo por una razón: la Makyiavélica es ¡candidata al Senado por el Partido Verde!
Es decir: Sosa obligó al hijazo de su vidaza a darle la espalda ¡a la autora de sus días!
El resultado final de esa comedia de equivocaciones: el Makyiavelito sólo cumplió con la orden de Olga algunos minutos.
Le ganó el amor a su madre, y sin pudor traicionó a Sosa, bajando su pronunciamiento de los medios.
¿Por qué la expriista tampiqueña ostenta tanto poder, como para doblar las manos de un sujeto como Makyito?
Por una razón: se ostenta como la próxima gobernadora de Tamaulipas.
¿Por qué tanta potencia en los dichos de la candidata Sosa?
Casi nada: fue la coordinadora de la dispersión de los recursos –transporte terrestre y aéreo, dólares y demás– para buena parte de los candidatos morenistas tamaulipecos de hace tres años.
Se colige esa representación –al parecer la sigue ostentando– hasta hoy.
La angustia de la candidata al Senado de la República, ante la inserción de Maky y Eugenio Hernández Flores como candidatos verdes a la Cámara alta, se incrementó, producto de la posibilidad real de que esas postulaciones resten impulso a sus campañas y le resten votos a MORENA. Y en ese paisaje sociopolítico, Reynosa cobra estratégica importancia: es muy seguro que los candidatos guindas al Senado, –Olga y JR– sufran una caída muy marcada en la ciudad ante los recursos que han invertido los Makyiavélicos para cumplir con el PV.
Los verdes, –y los Makyiavélicos– van por 100 mil votos en su territorio -70 mil que fueran–; lógico, los mismos que tendríamos que restar a los morenistas.
¿Se explica, ahora, el encabronamiento de la señora Sosa?
Otra región que tiene acalambrados a los candidatos guindas es Ciudad Victoria. Aquí también los verdes entriparon a la candidata guinda. El candidato Geño tiene lo suyo en esta microrregión. Los observadores más conspicuos creen que el PV y sus candidatos al Senado se pueden llevar algunos 50 mil sufragios en la capital de estado y su periferia.
Lo mismo: habrá que restarlos a MORENA.
De la misma forma, Sosa encaró a los candidatos del centro del estado con una insolencia obscena: les espetó que será gobernadora, y les exigió se pusieran a trabajar con más ímpetu.
Pareciera que habla la osadía del "guachicol".